Ruta de un día por el Lago Constanza en su parte alemana.

El Lago Constanza, casi en el centro de Europa, es una enorme masa lacustre que ocupa una extensión de 572km2 y pertenece a tres países diferentes: Austria, Suiza y Alemania. Conocido como el Mar Suebo, se puede recorrer parte de él en una jornada. En este artículo te cuento nuestra excursión al Lago Constanza en un día en su parte alemana.


Ir hasta el Lago Constanza no estaba en nuestros planes, no al menos recorrer tanto del lago. Había pensado en un principio, cuando este viaje era una idea muy primitiva, que igual iba bien acercarnos hasta las Cataratas del Rhin. Hicimos de todo menos eso.

Cuando llegamos a la Selva Negra, después de haber pasado por Alsacia y sin un plan muy bien definido tras haber terminado una etapa del viaje que fue más fugaz de lo que había pensado, nos vimos en la disyuntiva de no saber qué hacer. Habiendo decidido, en un momento de lucidez que igual era buena idea ir a Suiza, nos plantamos frente al mapa y nos dimos cuenta que el Lago Constanza quedaba ahí, en medio, y que podíamos bordearlo. Spolier: al final se nos hizo algo pesado porque el ferry era carísimo.

Sí, decidimos meternos en Suiza de improviso (lo cuento aquí, también un poco aquí), y ya que estábamos pensamos que lo guay sería también pasar por Liechtenstein, y claro, para ello vimos mas fácil ir por arriba, por la zona del Mar Suebo, que es como se conoce también al lago que va a protagonizar este artículo.

Lo cierto es que no tenía demasiada información de las cosas que ver en este lago en su parte alemana, solo algo de información que encontré en una guía de viajes y también en una revista online de la misma temática. La noche antes, durmiendo en uno de los pueblos más bonitos de la Selva Negra tracé una pequeña ruta que nos ocuparía toda la jornada y que nos llevaría, a final de la noche, a Austria. Transitando por el Lago Constanza llegaríamos al cuarto país de este viaje.

De todo lo que puedes hacer en la zona del Lago Constanza, con ciudades bonitas, pueblos de cuento, castillos, deportes acuáticos, viña… nosotros nos quedaríamos con lo de visitar ciudades bonitas. Para hacer todo lo que este lago multinacional ofrece debes invertir casi un viaje en sí mismo, y es que como habrás podido ver su extensión es tremenda. Hay quien lo recorre en bicicleta – los senderos ciclistas en el Lago Constanza son muchos y muy buenos -, hay quien o recorre en barco y hay quien, como nosotros, lo recorre por carretera. A mí, personalmente, se me hizo largo el tránsito entre unos lugares y otros. Intentaré explicar ahora porqué. Entiendo así la razón por la que la gente escoge el medio acuático y no el terrestre para hacer visitas en este lago.

Nosotros viajaremos por carretera y nos adentraremos en Constanza, en Meerburg y en Lindau. En estos tres lugares hay cosas interesantes para ver y cabe decir que son preciosos, además de lo impresionante que es ver los Alpes sobre el agua del lago y los cascos históricos de estos tres lugares, que tienen lo suyo.

Vale la pena acercarse hasta Constanza, palabra (Lindau).

Como es de esperar, en el Lago Constanza hay muchas más cosas para ver, eso seguro que lo sabes, pero si tienes poco tiempo, o no te apetece recorrer muchos kilómetros, o estás de paso como nosotros, esta es una buena opción para ver algunas de las localidades más bonitas del Lago Constanza en Alemania.

Teniendo esto en cuenta, empiezo con la ruta que será breve por los precios de los aparcamientos y por el tiempo del que dispondremos, y también por las circunstancias del viaje, improvisado él y que supondrá ser solo una estación de paso entre Alemania y Suiza.

Ruta de un día por el Lago Constanza en Alemania.

Vamos a situar, antes de empezar con la ruta propiamente dicha, el lugar del que partimos en nuestro viaje. Te he dicho más arriba que venimos de Alsacia, en Francia, y de la Selva Negra, en Alemania. De ella, habiendo pernoctado en Schiltach saldremos por Rottweil para llegar, a eso de las primeras horas de la tarde, a la primera parada en el Lago Constanza.

Cabe decir aquí, antes de meterme en faena, que todo el viaje estaremos evitando los peajes, por lo que algunos tramos se harán algo pesados. Ya digo aquí que al final lo de los lagos se convierte en tedioso, pero no en este punto del viaje cuando todavía no nos hemos metido en Suiza.

Konstanz o Constanza, la capital del lago con el mismo nombre.

Después de conducir por paisajes que difieren totalmente a los que hemos visto el día anterior, que se definen por una verdísima y bastísima Selva Negra plagada de pinos enormes y oscuros, llegaremos otra vez a una zona donde la viña manda. Ya hemos visto mucha viña en Alsacia. Allí todo es viña y casitas de colores. En la Selva Negra no tanto, hay más salvajismo, y en realidad mola. Salir de la Selva Negra y llegar a Constanza es casi un paso natural. Nada mejor que hacer si no quieres irte arriba, muy arriba, que después tienes que bajar.

El Lago Constanza, a unos trescientos metros sobre el nivel del mar, empieza a inundarlo todo y para llegar al centro de la población, algo caótico a ojos de quien no tiene la costumbre de transitar por masas lacustres de este porte, hay que conducir un buen trecho. Y es por eso que las gentes se suben en los ferry, claro, porque ir y venir por la carretera supone mucho tiempo invertido de más. Pero los ferry son caros…

Llegaremos a Constanza y nos toca dejar el vehículo. ¿Dónde? Pues en una zona de aparcamiento cercana al centro de la ciudad. Constanza no es una urbe de grandes dimensiones, allí viven sobre las 80.000 personas. El tamaño de la ciudad es bastante asequible y el casco histórico es reducido. Pero casi que lo que menos te impresionará será el casco histórico. Vamos, a mí será lo que menos impresión me va a dar.

En Constanza solo haré dos fotos y las dos serán como esta. El lago y los Alpes al fondo.

Dejando el coche en la zona de aparcamiento, de pago y con policía vigilando que dejes tus monedas en el parquímetro (nada barato), es momento de caminar un poco y buscar las murallas para cruzarlas y meterse en el casco histórico de la ciudad, que está lleno de casas medievales pintadas de colores, con entramados de madera y todo eso que tanto nos gusta y que tanto hemos visto en Alsacia.

Cabe decir que al final lo que menos me va a impresionar va a ser todo eso, porque y he visto mucho en los días previos, y porque el lago y los Alpes me impactan tanto que casi no recuerdo nada de lo que hay en la ciudad.

Impresiona también caminar por encima el Rhin, que alimenta el lago y lo convierte en el mayor de toda Alemania. Lo de Constanza es más una experiencia natural – para mí – que no urbana, aunque gracioso es ir caminando, ir caminando, y gastar algunos de los minutos de aparcamiento para entrar a Suiza a pie y volver.

Konstanz forma un todo junto a la localidad Suiza de Kreuzlingen y nos produce curiosidad hacer un primer paseo por Suiza un día que no sea domingo para ver cómo viven los Suizos y qué tal son los precios en el supermercado. Sí, como ya sabréis, nuestro plan después de Constanza es ir a Suiza. Apunte: en este viaje lo primero que hicimos fue meternos en Suiza, antes incluso de llegar a la Selva Negra, y dar un paseo dominguero por Basilea. Es un plan que te recomiendo hacer, sin ninguna duda, si vas a Alsacia: aventurarte hasta Basilea que además de ser un país diferente, es una ciudad preciosa.

Pero esto será al final de nuestro paseo por la ciudad, que nos llevará por la Markstätte o la Münsterplatz, donde está la catedral. También recorreremos Wessenbergstrasse o Rosgarenstrasse con un gran número de edificios medievales, y veremos las torres o puertas de la muralla, como la Schntztor bajo la cual encontraremos un festival de no sabemos bien si música o cerveza.

Hay que tener en cuenta, y por eso mola también viajar hasta este lugar, que allí tuvo lugar el Concilio de Constanza, esa reunión que acaeció entre los años 1414 y 1418 y que dio fin al Cisma de Occidente, el provocado por la existencia de tres papas y, ya sabéis, uno de ellos aragonés, Benedicto XII a.k.a Papa Luna. Al final salió Martín V eligió y según cuentan esos días la ciudad de Constanza fue un sito, cómo decirlo sin que suene muy potente…, lleno de fiesta y jolgorio. Para conmemorar el festival, y junto al puerto, se erige la estatua que lleva por nombre Imperia, que representa a una cortesana con grandes pechos y gran escote y en cada una de sus manos hay unos hombrecillos desnudos. En la mano derecha el hombrecillo aparece con la corona del emperador y en la izquierda con la tiara papal en la cabeza. Lo dicho, que lo de Concilio de Constanza fue todo un acontecimiento religioso.

Lo interesante de Constanza está también en que por estar tan cerca de Suiza se libró de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial así que todo lo que verás allí en tanto que edificios con estética medieval serán originales, cosa difícil de encontrar en el país germano que ya sabemos que ha sido en gran parte reconstruido después del conflicto. No es un Dresde, ni tampoco un Berlín con el casco histórico reconstruido, es Alemania auténticamente medieval.

Así que un paseo por la ciudad alemana de Constanza te llevará a ver todas estas cosas y se dilatará en el tiempo tanto como minutos hayas pagado en el parquímetro que creo recordar que en nuestro caso no fueron más de 90.

Meersburg

En la búsqueda de ciudades bonitas alrededor del Lago Constanza, iremos hasta Meersburg. Dicen que esta ciudad alemana es la más visitada del lago y bueno, eso se nota, sí, cuando te pones a nivel del lago.

Nosotros llegaremos a ella a nivel de tierra, en la parte alta de la ciudad, ya que ella misma se desparrama en callejuelas inclinadas hasta la masa de agua que a ojos de esta mortal parece infinita. La impresión que se tiene de Meersburg llegando desde lo alto es de un pequeño pueblo con una fortaleza despuntando. Dejar el coche y pagar es otra cosa obligatoria, y lo harás un poco más arriba, no tan céntrico como en Constanza.

Meersburg es bonita y, seguramente, su mejor imagen la tengas desde el lago, cuando lo atraviesas y vas de una ciudad a otra en barco. Sí, para moverte por el Lago Constanza lo más cómodo es meterte en el agua, o eso deduzco después de nuestro paso por allí. Visitar el Lago Constanza por carretera es algo más pesado, si tu presupuesto evita peajes, claro.

En la parte alta de Meersburg encontramos algunas viviendas de belleza indiscutible, mucha tienda de souvenir y poca gente, eso os lo tengo que decir. También tengo que decir que esta parte alta de Meersburg me parece preciosa, con las casas de entramados que se mantienen intactas porque la ciudad está en la misma situación que Constanza, no siendo afectada por ese conflicto tan terrible que fue la Segunda Guerra Mundial.

Atención al menú, que hay paella para comer.

El Castillo Viejo y el Castillo Nuevo son las atracciones principales de esta pequeña ciudad alemana, más allá del lago, y las bodegas. Las viñas rodean la ciudad y de camino a la misma vas atravesando campos donde la uva crece bajo el sol del sur de Alemania.

En la parte más baja de Meersburg los turistas abarrotan las calles cuando descienden de los barcos que unen la ciudad con Constanza. Allí se pierde la tranquilidad que hay unos metros más arriba, custodiados por una calle empinadísima que muy pocos se atreven a caminar. Lo cierto es que cuando nosotros nos paseamos por las calles de este lugar nos encontramos con casi nadie en las calles altas y con la marabunta en las calles bajas.

El paseo por Meersburg no se alarga mucho, a no ser que te quieras quedar a tomar algo en alguna de sus bodegas o en un bar medieval que ha sido restaurado y mantiene ese carácter de taberna. Nosotros no nos meteremos allí porque, claro, el tiempo de aparcamiento se nos acaba. Una lástima, con lo que nos gustan esas cosas.

Zeppelin

No es extraño vislumbrar en el cielo Zeppelin volando, y es que fue sobre el lago Constanza donde tuvo lugar el primer vuelo de esta máquina voladora. A orillas del lago, en Friedrichshafen , puedes subirte a uno de estos aparatos y sobrevolar la zona. Esto no se debe solo al hecho que el primer vuelo tuviese lugar en ese lago, sino que su inventor, el Conde Zeppelin era natural de Constanza.

Bueno, lo de inventor igual es un poco exagerado ya que por lo que parece el Conde no tenía ningún tipo de conocimiento sobre mecánica, ni tampoco era muy diestro en esos temas. Todo se resuelve cuando entra en juego Carlos Albán, un inventor colombiano amigo del conde que decidió cederle la patente de este medio de transporte como regalo. Nada, que así inventamos todas.

Más allá de esto debes saber que en la localidad de Friedrichshafen puedes encontrar un museo dedicado a este artefacto volador, y los hangares donde se encuentran los Zeppelin y que por 250€ puedes subirte a ellos y dar una vuelta por la zona.

Lindau

La última parada en los alrededores de la parte alemana del Lago Constanza será Lindau, para mí la ciudad más bonita de las 3 que veremos en la ruta. Aquí aparcar no nos costará tanto dinero porque llegaremos 10 minutos antes de que termine el pago por estacionamiento, así que solo invertiremos unos pocos céntimos de euro en dejar el coche. Eso nos permitirá poder disfrutar del lugar con más tranquilidad.

Lindau se encuentra muy cerca de Austria y su centro histórico se encuentra construido en una isla sobre el Lago Constanza.

En Lindau encontraremos aquello que íbamos buscando en una parte de la Selva Negra que fue la equivocada. Bueno, de eso vimos ya algo en Rottweil, imprescindible si estás por la zona, pero Lindau será toda una sorpresa por la cantidad ingente de fachadas pintadas. Después lo veremos también en Suiza, en otras ciudades, pero la luz de Lindau, ya por la tarde, en una jornada de agradable inicio de verano, le dará ese plus que hace especial a un lugar.

Lindau, sí, es muy frecuentada justo por sus bondades climatológicas. Las terrazas rebosan y el ambiente es animado pero tranquilo, un ambiente típico de Alemania cuando se bebe cerveza de baja graduación.

Los rincones de la ciudad de Lindau, que tendrá unos 25.000 habitantes, son bellísimos. Elegante y colorida, los edificios de líneas rectas, muy apolíneas, rompen la rigidez con dibujos hechos en colores pastel. Verdaderas obras de arte cubren las fachadas de las construcciones que conforman el casco histórico de Lindau, y entre ellas podemos destacar la del antiguo Ayuntamiento, pero no solo ella. A cada paso que des verás un lugar que te sorprenderá.

Y como gran sorpresa el puerto de la ciudad de Lindau, con el León de Baviera en una parte y el Faro a la otra, un faro bellísimo que conforma una de las estampas más delicadas de todo lo que veremos en esa parte del Lago Constanza.

El faro en el puerto de Lindau.

El día terminará y nosotros estaremos hambrientos. Siendo esta la última jornada antes de adentrarnos en el carísimo país de Suiza, buscaremos un lugar para cenar. Encontraremos una pizzería donde no se paga mucho, y por algo más de 12€ por cabeza cenaremos, cerveza local incluida.

Aquí terminará nuestro periplo por la parte alemana del Lago Constanza. Nos desplazaremos solo unos kilómetros para buscar un lugar donde dormir en Austria, de camino a Liechtenstein. Nos meteremos en un pueblo de nombre impronunciable y al lado de un riachuelo, bajo la atenta mirada de un pico montañoso descomunal, pasaremos la noche.

Ese mismo día nos aventuraremos y haremos la mayor locura del viaje: ir hasta Suiza sin nada planificado y con un presupuesto muy ajustado. Pero esta es ya otra historia…

Más información

La verdad es que el Lago Constanza es un sitio que merece la pena. Su tamaño es impresionante y lo que se encuentra alrededor de él es digno de ver. Las viñas, las ciudades encantadoras, una luz que no se encuentra en otras partes del país… y la singularidad de pertenecer a tres estados convierte esta parte de Europa en un viaje extraordinario.

Par poder visitar este lugar de manera tranquila lo mejor es buscar fechas fuera de temporada alta. Imagino que en pleno verano este lago estará repleto de alemanes que buscan un clima agradable y el baño en lugares donde el agua no esté gélida. Así, los días en los que nosotros lo visitamos – finales de junio – son perfectos para disfrutar del buen tiempo con poca gente.

Si visitas este lago en vehículo propio debes saber que los aparcamientos son todos de pago en los lugares donde encuentras las atracciones principales, así que reserva parte de tu presupuesto para dejar el coche, y ten en cuenta que barato no es.

Por otra parte, si quieres coger algún ferry ten en cuenta que económico no es, pero al final eso será tu decisión.

Nosotros estuvimos de paso, no nos alojamos allí. Dejar la furgo es algo complicado porque es una zona muy turística y ya sabemos que en sitios como ese es algo más complicado pernoctar, y es la razón por la que decidimos meternos en Austria, donde todo es más fácil.

Los precios en el ámbito de la restauración no son demasiado caros, ya habéis leído que cenar nos costó unos 30€ los dos. Alemania, en realidad, no es tan caro para comer si lo buscas bien, y la comida es de calidad. Y siempre puedes hacerte con un par de salchichas, que las venden baratas.

Como has podido observar, hacer una excursión de un día al Lago Constanza es una gran idea, pero en realidad para disfrutar de este lugar necesitas de mucho más tiempo. En una jornada podrás ver un par o tres de cosas, y eso apurando bastante los horarios. Mi consejo es que si te apetece visitar el Lago Constanza planifiques un viaje de algunos días que se centre exclusivamente en esta zona.

Por todo lo demás, y como te he dicho al principio, si lo que te apetece es conocer solo un poco de Constanza o no tienes tiempo para más, esta ruta por las ciudades de Lindau, Meerburg y Constanza puede satisfacer tus necesidades.

Disfrútala.

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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