Mazères | Un pueblo con encanto en el Ariège (Francia)

Hay lugares de los que nunca has oído hablar y acaban sorprendiéndote por la sencillez de su belleza. Este es el caso de Mazères, un pueblo hecho en ladrillo color caldera en lo más al norte del Ariège, un departamento francés que te insto a conocer.


Primero, decirte que viajar por el Ariège es una experiencia maravillosa, ya que es un departamento que está lleno de encantos, aunando la naturaleza, la cultura y el saber vivir francés como ningún otro. Lo bueno del Ariège, y si resides en España, es que se encuentra muy cerca de la frontera – de hecho raya justo con la Península Ibérica.

Así, de todos los encantos que puedes encontrarte en esta parte de Francia, Mazères es uno de los que debes anotar en tu libreta viajera – si es que viajas con tiempo.

Amiga claro, me dirás ahora, si viajo con tiempo. Eso es que hay algo detrás – apostillarás. Bueno, pues sí, porque Mazères es un pueblo con encanto pero no es de los más encantadores de la zona y tal vez, y si tu tiempo es limitado o tu manera de viajar no se adapte a la de este viaje en concreto – nosotros hicimos el viaje por el Ariège en furgoneta – tal vez Mazères te quede un poco apartado. O tal vez, con este artículo, te pique la curiosidad y te apetezca visitarlo, quién sabe.

Qué ver en el pueblo de Mazère

Mazères, así y a bote pronto, es una localidad que difiere bastante del resto de localidades que hemos estado visitando en el viaje por el Ariège, como pueden ser Foix o Mirepoix. Mazère tiene, sí, también un carácter medieval – los entramados son presentes en casi todas las casas del centro – pero tiene una particularidad, que es el color rojizo de las construcciones.

Mazères está hecho en un vibrante naranja caldera tremendamente saturado. Las viviendas que rodean la plaza principal, presidida por el mercado cubierto, son casi del color del infierno. A ello cabe sumar las banderolas rojas y amarillas que decoran las calles – no sé a qué se debe, si es por una festividad concreta o es algo permanente – hecho que le da todavía más carácter al lugar. Ah, y las flores de color rojo, todo un compendio de tonos cálidos que no te esperas encontrar en esa parte de Francia.

Solo los tonos aguamarina de las ventanas y contraventanas rompen con la homogeneidad de los tonos ardientes de las construcciones. Esas ventanas y contraventanas son un soplo de aire fresco en un espacio de elevada temperatura tonal.

Pero esto tiene una razón de ser: las construcciones en Mazères están influenciadas por las de la ciudad de Toulouse, y es que se encuentra solo a 30 minutos de la ciudad rosada, una ciudad en Francia que tampoco te puedes perder.

Mazères nace como bastida en el año 1253, cuando el Conde de Foix la constituyó legalmente como tal, ya que la Abadía que los Monjes benedictinos habían construido en el bosque de Boulbonne en el año 1129 había tomado mucha importancia.

Conoce que es una bastida leyendo el artículo dedicado a Mirepoix.

Mazères empezó a ganar relevancia gracias al pastel, esa hierba usada como tintura y que colorea de un bonito azul todo lo que toca. El problema vino, y como en gran parte de Francia, con las guerras de religión, que acabaron destruyendo muchos monumentos que se habían construido entre los siglos XIV y XIV, incluida la Abadía.

Pero como también en toda Francia, después de la tormenta viene la calma y, con la calma, la reconstrucción. Así fue como en el siglo XVIII se construyeron muchos otros monumentos que perduran hasta día de hoy.

¿Te apetece saber algo más sobre el pastel? Te recomiendo que leas el artículo dedicado a Lautrec, otra bella localidad del sur de Francia.

De lo más espectacular que hay en Mazère es La Halle, el mercado cubierto que fue destruido allá por el año 1830 y totalmente reconstruido en el año 1850. Este mercado preside la localidad, y todos los jueves siguen realizándose actividades comerciales.

La iglesia de Mazières tiene también su relevancia, así como el edificio del Ayuntamiento o el Hotel Ardouin, que es hoy el museo de historia del a localidad.

Los puentes son también patrimonio importante en Mazières, que datan del siglo XIX ya que los anteriores fueron arrollados por las crecidas del río.

Pero para mí lo bonito de Mazères no está en sus monumentos, sino en la localidad en sí misma. Si por algo merece la pena visitar Mazières es por sus calles, por pasearlas y admirar esa singularidad del color de sus construcciones.

Además, Mazères en verano es una ciudad bastante animada, y en agosto se realizan diferentes actividades que nos hubiese gustado poder disfrutar, pero llegamos allí dos semanas después. Se trata de la fiesta Medieval de Mazères, que suele tener lugar el primer fin de semana de agosto, y también el festival de música Manouch’Musik Festival, que tiene lugar a mediados de agosto.

Más información

Debes saber que en la temporada de verano en Mazères se realizan visitas guiadas gratuitas, durante los meses de de julio y agosto.

Para organizar mejor tu visita te recomiendo que eches un vistazo a las siguientes páginas web:

Espero que este breve paseo por la localidad francesa de Mazères te haya animado a visitarla y que la incluyas en tus futuros viajes al departamento del Ariège.

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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