Resumen viajero 2022

Os seré sincera: cuando empecé a escribir este blog no esperaba llegar donde he llegado. No lo esperaba en el sentido físico del término en tanto que desplazamiento de un lugar a otro, pero tampoco en el sentido de acontecimiento o circunstancia.


Cuando comencé a escribir esto que se conoce como Los pobres también viajamos mi circunstancia era diferente a la de hoy en día. Nadie se queda como estaba, queriendo o sin querer, todo fluye, nada permanece. Heráclito siempre presente. Y sigo con lo que quiero contar. No era quien soy, no soy ahora quien pensaba ser entonces, ni lo que pensaba ser entonces. Tenía un proyecto en mente, en un sentido puramente orteguiano, no en lo que iba a ser, sino en lo que era en aquel momento. Ortega, también siempre presente. El presente determinaba aquellos tiempos que son ya pasado, como el presente determina estos. Digo presente por no decir circunstancia, concepto que ya he mencionado.

Como decía, cuando empecé con esta web ni por asomo pensaba en estar como hoy. No pensaba estar de nuevo en el pueblo después de estar viviendo en ciudades desde los 18 años. En aquellos tiempos de mocedad mi vida quería ser una vida libre, fuera de las calles estrechas y agobiantes por el continuo decir de las gentes. Me sentía mejor caminando por amplias avenidas que por vías de longitud más bien escasa. Eso era a veces. Me sentía mejor a veces. A mis 18 años soñaba con viajar pero no podía. Justo me daba para el tren para regresar en fin de semana a casa como para irme por ahí.

Una historia del pasado

Los últimos viajes que hice terminaron en esa época, en la que empecé a estudiar lejos de casa. Los hacía con el instituto – que yo me encargaba de organizar como delegada de clase que era – y también con la banda de música, tanto la de mi pueblo, La Jana, como la del pueblo vecino – de JJ y mi padre -, Traiguera. Gracias a la banda de música llegué a la Costa Azul e hice un concierto en Cannes. Allí interpreté «Mujer esteponera» con el saxo. Tenía 16 años. Las gentes se volvieron locas al aplaudir. Yo no me lo podía creer. Estuve también en Muxía, cuando el chapapote. Fue mi primera vez en Galicia y pisé Santiago de Compostela. Fue poner el pie en la ciudad y saltárseme las lágrimas.

Antes había estado en otros sitos gracias a la música. Di un concierto en la Seu d’Urgell, con 14 años, y dormíamos en Andorra. Nos fuimos toda la banda de música a Mallorca, esta vez no a tocar, sino a disfrutar de la isla. El último viaje que hice antes de irme a estudiar fuera fue con la banda de música de Traiguera, la UMT. Nos fuimos a las Landas, en Francia, a Saint-Justin. Unos días después debía realizar el examen teórico de conducir. Obviamente suspendí, me había pasado todo el fin de semana entre soplidos y risas. Aún a día de hoy recordamos este viaje, estos viajes.

En ese momento se acabó todo. Se acabaron los viajes, se acabaron las risas. Se acabó ir a Roma con los compañeros de instituto o a los Pirineos. Se acabó ir a tocar por ahí; ya no se organizaban más viajes. Era estudiar o vivir, y lo primero era más importante.

Las cosas en la vida se suceden, como he dicho. Todo va y viene. Las cosas cambian, para bien o para mal, pero cambian. Empecé a coger impulso a eso de viajar a mis veintipocos. Me dieron una beca para estudiar inglés en Madrid y allí estuve una semana, sola pero con gente, y lo disfruté mucho. Regresé a Madrid poco después, apenas unos meses, con mis compañeros de charanga. Eso también lo seguimos recordando. Tocamos en la plaza Santa Ana y en una azotea de un bar así, porque sí. La gente bailaba los pasodobles en sus pisos, nosotros íbamos bien vestidos por el metro de Madrid y con los instrumentos al cuello. De aquello se cumplirán en este año que entramos 13 años.

Después de eso, lo de Madrid, empecé a viajar un poco más. Empezamos a viajar un poco más, nosotros dos, porque ahí ya éramos dos. Lo que se dio desde ese momento creo que aparece casi todo en el blog, no lo voy a contar aquí. No lo haré porque es irrelevante en cierto sentido, y porque ciertas cosas me entristecen. Situaciones, circunstancias y condiciones de vida que más vale dejar atrás.

Las cosas del presente

Los viajes van y vienen, y son inciertos, como tantas cosas en la vida. A veces puedes, otras muchas no. Tu circunstancia es lo que te determina y sobre ella debes andar para no quedarte estancada. Nosotros viajamos como podemos y cuando podemos, y donde podemos (casi nunca donde queremos). Viajamos menos de lo que nos gustaría pero, sí, muchas veces más de lo que habríamos esperado.

Este año ha sido uno de esos en los que hemos viajado más de lo esperado, o podría decir, de un modo más exacto, que hemos viajado a lo inesperado. Habiendo empezado el año tomando vinos en La Rioja con unos colegas y retomado la salida de celebración en enero, aunque por España, en furgoneta y con mascarilla – todavía – hemos terminado visitando unos cuantos países así, sin quererlo.

Los viajes del 2022

Como digo, retomamos los viajes cumpleañeros de enero y estuvimos en Andalucía, una ruta de poco más de una semana que empezamos en Málaga y tuvimos que ir reconstruyendo por culpa de las inclemencias del tiempo. Andalucía ya la conocíamos de otras veces, pero nunca lo habíamos hecho de ese modo. Y ahí fue cuando estuvimos en el primer país extranjero del año: Reino Unido. Sí, estando en Cádiz era preciso ir a Gibraltar. Os lo recomiendo mucho.

Os he dicho que viajamos cuando podemos y como podemos, y si podemos. Esta primavera no hemos podido viajar casi por cuestiones de trabajo – eso es bueno, parece. Así, en el mes de abril nos fuimos un par de días a Navarra – solo dos noches, también en furgo – y la primera noche entramos al bar con mascarilla, la segunda la quitaron. Una sensación muy rara, como todo en este año. En Navarra estuvimos el tiempo que pudimos, ya os lo digo, solo un par de noches, y fue de manera improvisada, pero qué gozada de viaje, de verdad. ¿Hace falta algo más?

Llegó el verano (no, no viajamos tanto como querríamos), o lo que es lo mismo, el cumpleaños de Juanjo. Retomé, después de pensar mucho y cambiar los planes que tenía debido al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania y la consecuente subida de precios de combustible, un viaje fallido para el 2020. Sí, ese verano de la pandemia, cuando pensaba que en junio, después de tres meses en casa, todo estaría como antes. Quién no pensó eso, verdad.

Pues en junio retomé el viaje que me quedó aquel verano, aquella idea que había embastado durante las largas jornadas de confinamiento (recuerdo que para mí fueron 51 días sin pisar la calle). Pues ese viaje se quedó en el limbo ya que lo de salir de España estaba bien difícil (y nos fuimos a Galicia), pero este verano la cosa era totalmente distinta, así que nos fuimos a Alsacia y la Selva Negra, y como el viaje se nos quedó corto pasamos por el Lago Constanza y luego nos metimos en Suiza, previo paso por Austria y Liechtenstein. He aquí el viaje inesperado. Ha sido el viaje más largo que he hecho en mi vida (casi dos semanas) y en el que más países he visitado. Una locura que a día de hoy todavía me cuesta creer.

Y cuando llega el verano la gente se enamora y los músicos y faranduleros trabajan. Si este verano ha sido el del viaje más largo de mi vida he de decir que ha sido también el verano en el que más conciertos he dado. Rock por la mañana, rock por la tarde, rock por la noche, rock un día y al siguiente comparte escenario con Celtas Cortos. El verano más viajero y casi que diría el mas musical, en todos los sentidos. Y así una no puede viajar, hasta que se terminan los conciertos, o tienes unos fines de semana libres y después de haber estado todo julio y agosto dando el callo aparecen frente a ti unos días que, bueno, igual te pueden servir para viajar.

Así, después de recoger algarrobas a destajo para que no te las roben cambias los capazos en la Agrovan por la cama casera. A incios de septiembre nos marchamos, casi improvisadamente (pero un viaje como este nunca es improvisado porque has estudiado mucho antes) a la Provenza. Parece ser que ese era el viaje que teníamos que hacer en enero, pero ir a la Provenza en enero y en furgoneta era un poco suicida (y más con la Agrovan, que es lo que es). De este modo hicimos uno de los viajes más deseados por los dos que forman este equipo. Pudimos estar en Nîmes, Arles o Avigon, por decir algunos sitios. La Provenza, y en furgoneta (y eso que el viaje de junio fue espectacular) es un plan maravilloso.

Llegó el otoño y el trabajo, otra vez, no nos dejó hacer lo que haríamos en otras ocasiones. Pero no desesperamos y de un día para otro, viendo que había una jornada libre de por medio, pusimos lo básico en la furgo y en pleno otoño nos fuimos a Aguas Tuertas, en Huesca. Bueno, y pasamos el 12 de octubre por Zaragoza, que siempre es un plan interesante. Y como lo improvisado a veces sale bien, a finales del mismo mes, y siguiendo el mismo plan, nos fuimos a Trasmoz y a su fiesta de difuntos, para al día siguiente dar una vuelta maravillosa por las Tierras Altas de Soria. Esos días, ahí, entre finales de octubre y principios de noviembre, terminarían nuestros viajes de este año 2022.

Así, este 2022 ha sido un año viajero, de retomar destinos en el extranjero, de cumplir, tal vez, sueños. Sí, porque una de las cosas más deseadas que hemos hecho este año ha sido ir a Avignon, pero también a Trasmoz en la festividad de Todos los Santos. Hemos transitado por más de cinco países (y cuento el Reino Unido con Gibraltar) y hemos estado en lugares tan increíbles como el Alcázar de Sevilla o regresado, por tercera vez, a una de las ciudades más fascinantes de España: Córdoba. Hemos estado en el Pirineo en otoño, y pasado por uno de los lugares más desconocidos y fantásticos de Soria como son las Tierras Altas. Hemos bebido cerveza en una fiesta de la Provenza o encendido una hoguera a orillas de un lago suizo. Hemos visitado el CERN, dormido bajo los pinos o en zonas de autopista. Nos hemos aseado con una esponja de cualquier manera en la furgo, pero también hemos tomado una ducha en las instalaciones de la FIFA. Hemos degustado los torreznos de nuevo y comido cinco días seguidos alimentos en conserva por no poder pagar el precio de los restaurantes en Suiza.

Este año hemos visitado castillos, monasterios, palacios, catedrales y pequeñas iglesias. Hemos estado donde nacen ríos de aguas turquesa, en Navarra, no tan lejos de aquí, pero hemos visto también correr el Rhin. Hemos pasado por los Alpes, por los Pirineos, pero hemos vuelto también a Teruel y a sus montañas áridas y parcas. Hemos llegado casi a la punta más al sur de la Península – si no fuese por el viento -, lo que es el extremo más meridional de Europa.

Este año 2022 hemos hecho muchas cosas, y las hemos hecho cuando hemos podido. No hemos desaprovechado ni una oportunidad de movernos, y en eso la Agrovan ha sido de gran ayuda. Sin ella nada de esto hubiera sido posible.

Y sobre todo…

Pero este año 2022 me habéis seguido leyendo, habéis seguido comentando y habéis seguido compartiendo lo que aquí redacto. Después de tanto tiempo escribiendo sin más pretensión que hacer llegar mi visión del mundo y de los viajes a quienes me leen, que estéis todavía ahí detrás, alumbrados por el brillo de vuestras pantallas, es de agradecer.

Sin toda esa gente que pasa por aquí esto no tendría sentido, porque lo escrito no está completo hasta que es leído. Así, quiero dar las gracias a todas las personas que por un motivo u otro pasan por este espacio. Habrá quien esté solo unos minutos y no vuelva más, pero habrá quien se quede para siempre, o durante un periodo largo de tiempo. A estas últimas personas, muchas gracias. A las primeras, encantada de haberos tenido por aquí.

Espero que el próximo año, el 2023, sea también un año viajero en la medida de lo posible. Espero poder seguir descubriendo lugares cercanos y lejanos, los primeros con más facilidad que los segundos. Espero que quienes me leen puedan hacer lo mismo, o parecido, y con mis palabras y mi experiencia animar a aquellas personas que no tienen claro eso de adentrarse en este maravilloso mundo del viajar.

Os contaba al principio, en una retrospectiva vital casi, que cuando empecé a escribir este blog no pensaba haber llegado tan lejos, en ninguno de los sentidos. Con ello muestro que la vida se vive día a día, porque planificarla es casi un lujo. Aquí de lujos pocos, lo justo para no morir en el intento, y entonces eso no es lujo si no algo más cercano a la necesidad. Todo lo demás es superficial, pero hay cosas superficiales que deben cuidarse. Hay que cuidar el poder viajar, porque de lo menos necesario se convierte en lo más imprescindible.

Quiero terminar esta entrada deseando que disfrutéis del mundo en la medida de lo posible; es lo único que nos queda.

Feliz 2023.

P.D: he dejado enlazados a lo largo del texto todos los artículos que tengo escritos sobre los viajes de este año .

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
Entradas creadas 202

4 pensamientos en “Resumen viajero 2022

  1. Me encanta tu blog. La verdad es que lo descubrí por casaualidad pero es un lujo. A mi también me encanta viajar y la verdad es que describes tan bonito las cosas que dan ganas de seguir tus recorridos. Muchas gracias por todo lo que compartes

  2. Aunque sea con algo de retraso, os deseo un feliz año y os felicito por la entrada.

    Como ya comenté en su momento, descubrí éste blog de casualidad mirando cosillas sobre que ver en Gibraltar. Pasé mi infancia en el Reino Unido por lo que para mi ir a Gibraltar es ir a mi infancia ya que, aunque sea a nivel político, Gibraltar es del Reino Unido. Y me enamoré de éste blog, fundamentalmente por dos cosas.

    Por un lado la gran exposición que haces de vuestros viajes. Cuando os leo, por la forma en que describis los destinos, el viaje, los detalles, etc me veo viajando aunque sea por lectura. Y eso se agradece.

    También me encanta el blog porque aunque he viajado mucho tiempo atrás, por circunstancias económicas (maldita hipoteca jeje) se me hace mas dificil viajar. Pero gracias a este blog veo que es posible viajar por un precio razonable teniendo en cuenta el coste que tienen los viajes.

    Y es por eso que, aunque no comente tanto, os habeis ganado un lector de por vida. Y vuestro blog desde el primer dia fue a mis marcadores de cabeza

    1. Pues muchísimas gracias, Antonio, por tus palabras.

      A quien escribe esto le sirve de empuje para seguir haciéndolo.

      Me alegra muchísimo que la forma de contar los viajes agrade. La intención es contar vivencias y no otra cosa, pero que esas vivencias sirvan para las gentes que leen los textos. Y me alegra que se entienda que se puede viajar sin grandes gastos, que no es necesario gastarse 6.000€ para hacer un viaje y que con menos, con mucho menos, puedes disfrutar también del mundo, que es mucho y muy variado.

      Gracias por estar al otro lado. Sin los lectores esto no tendría sentido.

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