Hace tiempo, bastante tiempo ya, y en una de esas horas muertas de las que se llenan algunos fines de semana, encontré navegando por internet una lista de pueblos construidos en acantilados o lugares insospechados. Hubo uno de esos pueblos que me llamó poderosamente la atención y sentí la imperiosa necesidad de ir, aunque no veía el momento de viajar hasta allí. Casi olvidada mi necesidad, y unos años después, tuve la oportunidad de visitar ese lugar que tanto había estado rondando por mi cabeza años antes.