La Couvertoirade | Un pueblo templario en el Aveyron

En el departamento del Aveyron, uno de los más verdes de Francia, lleno de pueblos preciosos y paisajes impresionantes, encontramos un pequeño, pequeñísimo pueblo de raíces templarías y aire medieval que se conoce como La Couvertoirade.


En mitad del Causse du Larzac una inmensa meseta calcárea a unos 800 metros de altitud, en el Parque Natural Regional des Grandes Causses, se ubica el pequeño pueblo templario de La Couvertoirade. Ese espacio natural, patrimonio mundial de la UNESCO, está salpicado de otros pueblos fundados por los Caballeros del Temple, y también por los Hospitalarios, aunque aquí solo os voy a hablar de La Couvertoirade, más que nada porque los otros no los conozco – aún.

Pero puedes encontrar esos otros lugares aquí.

La Couvertoirade es un sitio que descubrí años atrás, en 2019, cuando estaba montando ese viaje que nos llevo por el Périgord y también por parte del Aveyron. Entonces, intentando construir una ruta accesible, me topé con este lugar. Quería ir pero se salía del posible itinerario así que lo dejé para una próxima ocasión.

Fue este verano, cuando nos fuimos hasta Alsacia y la Selva Negra – y hasta nos metimos en Suiza – y yendo por la carretera que cruza Francia – y que es gratuita – que me di cuenta de que acercarnos hasta La Couvertoirade era algo factible. Era un sitio que tenía muchas ganas de visitar, y sabía que a JJ le iba a gustar – el viaje era para su cumpleaños – así que cuando vi la señal en la carretera dije: ¡vayamos!

Desde la carretera principal teníamos que hacer un pequeño desvío, pero unos pocos kilómetros nada más que sumados a todos aquellos que teníamos por delante eran un segundo en un año de vida humana. Así, nos fuimos hasta La Couvertoirade sin pensarlo.

Desde la posición en la que nosotros nos encontrábamos en ese momento La Couvertoirade no se apreciaba a lo lejos. No sé de qué modo y hasta qué punto se hubiese podido ver este pequeño pueblo templario del departamento del Aveyron desde la carretera, pero aunque eso no lo sabíamos hasta llegar allí, el acceso a la localidad solo fue posible por una carretera; la otra era para residentes. ¿Por qué? Porque el aparcamiento para los turistas en La Couvertoirade era todo de pago.

Sí, imposible aparcar en este lugar sin pagar – independientemente de la hora de llegada – a no ser que te desplazaras un poco, unos centenares de metros, y dejaras el coche en una pequeña zona de descanso que había a la entrada del pueblo. Eso sería posible a mediados de junio, para nada en temporada alta.

Así, dejamos el vehículo y nos fuimos hasta el pueblo, que empezamos a ver una vez cruzamos el inmenso espacio de aparcamiento que había alrededores del mismo. Entendí en ese momento que La Couvertoirade debía ser un lugar muy turístico, uno de esos que se llenaba de gente en los días en que la gente se mueve por Francia como un torrente de agua enfurecida.

Sin ninguna duda la primera impresión de La Couvertoirade fue impactante. Frente a nosotros la antigua puerta fortificada que daba acceso a la localidad, tan inexpugnable como imposible era aparcar fuera del espacio dedicado a ello. Una emoción increíble recorrió nuestros cuerpos en ese momento al vernos ante ese tremendo espacio detenido en el tiempo, en un tiempo anterior, muy anterior.

Fue en el s.XII cuando los Templarios se hicieron con el altiplano de Larzac. Ahí los caballeros, que tenían un don en eso de administrar la riqueza, fueron construyendo pequeños núcleos de población en los lugares conquistados, Como marcaba el signo de los tiempos, las construcciones eran fortificadas, y esas fortificaciones han llegado hasta nuestros días para nuestro más alto disfrute.

En ese contexto se construyó La Couvertoirade, y un castillo, que nos esperaba en lo alto de la localidad, aunque cerrado una tarde de junio. El castillo de la Couvertoirade, único templario de toda Francia, destacaba entre todas las pequeñas viviendas de piedra que conformaban un laberinto de calles intrincadas. Y vacías.

Sí, paradójicamente y siendo el pueblo más visitado de entre todos los templarios de Francia, La Couvertoirade se encontraba totalmente vació ese sábado de junio. Los últimos turistas salían por la puerta principal, nosotros entrábamos, pero todos los establecimientos estaban cerrados. La iglesia estaba cerrada y, por supuesto, el castillo estaba cerrado.

¿Era necesario todo lo que no había abierto para disfrutar de ese lugar? Pues tendría que decir que no, porque el hecho de poder disfrutar de esa pequeña localidad templaria casi en soledad fue todo un privilegio.

En realidad no había mucho que hacer allí. Quiero decir, que lo bonito de La Couvertoirade eran sus calles, la piedra que cubría los suelos, la piedra que conformaba las paredes, la piedra que una tras otra se convertían en tejados.

La Couvertoirade era un lugar de piedra, de torres, de murallas altísimas, de un altísimo buen estado de conservación. Remontarse a tiempos lejanos no era difícil. No lo era cuando subías las escaleras que llevaban hasta la Iglesia de Saint-Cristophe, una escalera tallada en la piedra por aquellos que habitaron atrás en el tiempo, muchos siglos atrás.

Lo cierto es que aquel lugar fue todo lo que esperaba, no me llevé ninguna sorpresa, ni para bien ni par mal. Me había imaginado que llegaría a un sitio amurallado, lleno de torres, con un castillo en lo alto, con calles recoletas, y eso fue lo que encontré. También encontré muchas flores y un halo de misticismo que me pareció curioso. No sé por qué razón en los lugares por los que pasaron los templarios siempre había alguien que vendía cosas místicas y pseudocientíficas. También algo conspiranóicas.

Sin nada más que hacer allí, una vez pateadas todas las calles de La Couvertoirade, decidimos salirnos del pueblo y seguir con la marcha hacia Alsacia. Sin duda fue una gran idea parar allí, y sin duda fue un gran aperitivo de lo que vendría en ese viaje. También fue una especie de carta de presentación de lo que podría ser, en un futuro, un viaje por los bastiones templarios del Aveyron. En esos días no nos daría tiempo a hacer eso, ya sabía que requería un viaje en sí mismo. Pero bueno. podría ser que en un futuro…

El Aveyron es un departamento francés con muchas opciones de viaje. Los pueblos que puedes encontrar allí son de una belleza indiscutible, y su estado de conservación es envidiable.

La Couvertoirade – que forma parte de los pueblos más bonitos de Francia – es solo un pequeño ejemplo de lo que puedes visitar en esa parte central de Francia, pero sin duda los atractivos de este territorio son muchos. A mi juicio, si quieres viajar por el Aveyron, necesitas un tiempo largo de viaje. Si no dispones de eso siempre puedes ir escogiendo poco a poco e ir haciendo viajes más cortos.

En el blog tenemos algunos artículos centrados en este departamento, aunque son menos de los que nos gustaría, ya que es una zona de Francia que nos gustaría poder descubrir con tranquilidad. A pesar de ello, te dejo aquí el enlace que te llevará a todos los artículos que tenemos sobre el Aveyron aquí, en nuestro blog.

Si además del Aveyron te interesan otros lugares de Francia, en este blog vas a encontrar rutas, pueblos y paisajes del país vecino. Solo tienes que pinchar en este enlace para preparar tu viaje a Francia.

Espero que, si no conocías La Couvertoirade, te haya animado a hacerle una visita. Supongo que si estás aquí es porque te gustan este tipo de lugares, y ya te digo yo que este lugar es interesante como los que más.

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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