La búsqueda de lugares geográficamente singulares es una actividad que llevamos a cabo muy a menudo en nuestros viaje, y en esa búsqueda no podía faltar la visita a Os de Civis, en Lleida. Sí, está en Lleida pero, ¿sabes que el acceso solo es posible a través de otro país?
La parte pirenaica de la provincia de Lleida está llena de pueblos preciosos que conservan la arquitectura típica de la zona, siendo algunos de esos lugares verdaderas joyas de antaño. Os de Civís es uno de esos lugares en los que el tiempo se detuvo por cuestiones mayores: porque el acceso hasta el pueblo era casi imposible.
Este pequeño núcleo de población es uno de los que conforman el municipio de Valls de Valiria. Es pequeño en tamaño y también en población, y estuvo a punto de quedarse sin ella a principios del siglo XX, y es que en Os de Civís no había ni electricidad ni tampoco teléfono, y no había casi ni carretera para llegar. Bueno, esto último se sigue manteniendo hasta hoy en día.
Es esta razón, el hecho que no haya carretera para llegar hasta el pueblo, que hace a Os de Civís particular y lo convierte en un periclave.
Qué es eso de un periclave.
Un periclave es un extranjerismo que se utiliza en geografía política para designar a una parte de territorio nacional que no tiene acceso por tierra a no ser que atravieses un territorio extranjero. Es el caso, por ejemplo, de Llívia – del que ya os hablamos en un artículo bastante añejo -, pero también de Os de Civís, que solo es accesible si lo haces por Andorra, o por el coll de Conflent, la vertiente catalana de la Valiria, y que se encuentra a 2150 m de altitud.
El coll de Conflent, puerto de montaña que parece ser terrible – aunque queremos atrevernos a experimentarlo nosotros mismos – es el único modo de llegar a la otra parte del municipio que, como he dicho, está en la parte catalana de Valles del Valiria. Este hecho convierte a Os de Civís en un periclave.
Os de Civís lo conocemos desde hace años, ya teníamos intención de visitarlo aquella vez que estuvimos en Andorra unos días pero finalmente la excursión se cayó de la lista. Lo que nos mueve a querer visitar este lugar es, principalmente – y como ya he mencionado al principio – la singularidad geográfica del mismo, pero también el hecho que el pueblo mantenga aún hoy en día su estructura medieval, sus vivienda en piedra, sus calles empedradas y su iglesia románica.
Así, aprovechando que nuestro itinerario por el Ariège es más veloz de lo que imaginábamos, decidimos adentrarnos en Andorra para pasar media jornada y, ya que estamos, regresar a España visitando antes Os de Civís y, oh ilusos de nosotros, a través de Os de Civís.
El acceso a Os de Civís no es complicado, pero desde Andorra. Partiendo de Sant Julià de Loria conduces unos 8 kilómetros por una carretera de montaña que no está en mal estado y que te hace pensar que aquel lugar seguro que es de paso para el contrabando.
Sí, eso es lo que comentamos mientras transitamos la CG-6 andorrana y llegamos a la frontera con España que está señalizada por los pelos. Habiendo experimentado colas terribles a la salida del país andorrano nos damos cuenta que quien quiera saltarse la ley puede hacerlo por Os de Civís.
(Sí, si has estado por allí el chiste se cuenta solo)
Este pueblo, y también ya ha aparecido mencionado con anterioridad, estuvo a punto de morir a principios del siglo XX, y es que aunque su conexión con Andorra es buena – y obligatoria – los temas administrativos deben llevarse a cabo en al parte catalana: Mossos d’Esquadra que son los únicos que pueden solucionar temas legales allí y que tienen que llegar con una autorización especial y escoltados por la policía andorrana, o también el hecho que para temas judiciales tengan que ir hasta la Seu d’Urgell o si hay elecciones deban desplazarse, en ese caso hasta Anserall, el núcleo principal de Valls de Valiria. Con este panorama, ¿quién va a querer vivir en Os de Civís?
Pues hay gente que aún vive – o gente que está censada allí -, pero sobre todo hay gente que tiene allí su segunda residencia de nueva construcción – se nota mucho en la parte baja del pueblo – y también en las viviendas antiguas que han sido reformadas. Os de Civís es un pequeño paraíso para todos aquellos que tengan la posibilidad de adquirir una propiedad allí.
El pueblo es de postal: de forma triangular casi perfecta con el río de Os atravesando el pueblo, las montañas rodeándolo y las vacas descansando en los prados.
Pero para obtener esta estampa, tal vez la más característica de Os de Civís, tienes que pasar el pueblo y seguir la carretera que te lleva hasta el inicio de la pista que atraviesa el ya mencionado Coll de Conflent. Pero esta historia viene después.
Vayamos primero con el paseo por el pueblo, paseo que es intenso, y ahora sabrás porqué. Inicialmente debo decirte que la llegada desde Andorra hasta Os de Civís es un poco descafeinada, y es que los edificios de nueva construcción diluyen un poco el encanto del pueblo en esa parte del mismo. Aunque eso sea así, lo que hay que hacer es aparcar el coche – tienes un espacio amplio para ello a la salida de la localidad -, estirar bien las piernas y empezar a subir cuestas, y más cuestas, y más cuestas.
Sí, el paseo por Os de Civís es intenso porque su fisionomía te obliga a realizar un esfuerzo bastante considerable si quieres llegar hasta lo alto del todo. La estampa es bonita desde fuera, sí, pero exigente desde dentro. Esa imagen tan bonita de localidad desparramandose por la montaña de forma ordenada, como si de una colada de lava se tratase, convierte la caminata en una prueba de resistencia.
Llegas hasta lo alto del pueblo y te encuentras con la iglesia cerrada – porque por aquí tenemos una gran tendencia a cerrar todo – y luego decides bajar en un acto físico que crees más relajado pero que exige también de un buen agarre de suelas – aunque parezca algo exagerado.
Vas fijándote en esta casa y esta otra, que tiene aires antiguos aunque la de más allá se nota que ha sido retocada. No, no pasa nada, muy bien está el hecho de conservar lo que siempre ha estado ahí, y lo suyo cuesta hacerlo.
Las calles de Os de Civís son de losa y cubierta vegetal. Los hierbajos se abren camino entre los minerales dispuestos allí por el ser humano para hacer su vida, la de nuestra especie, más cómoda. Ciertos rincones te recuerdan que lo primario no es tan lejano en el tiempo, que no hace tanto nuestra vida era semejante a la de aquellos que habitaron el planeta Tierra hace siglos. También te hace pensar que tal vez seamos más lejanos a nuestros antepasados más inmediatos que no lo lejanos que sean estos con nuestros antecesores más arcaicos.
El paseo es intenso, sí, pero breve, un poco a marchas forzadas, porque yo tengo entre ceja y ceja llegar hasta Asnurri, en la otra parte del valle, transitando por el Coll de Conflent. Sí, así es, a veces ni pienso lo que digo.
Dejamos atrás Os de Civís y seguimos la carretera para continuar por territorio leridano y dar la vuelta hasta llegar a la vía principal una vez salvado el puerto de montaña. La carretera discurre tranquila aunque con curvas en sus metros iniciales, y habiendo salvado estos es cuando puedes obtener la estampa típica de la localidad – y que te he mostrado un poco más arriba.
Al poco de haber arrancado nuestra segunda parte de la ruta por Os de Civís nos encontramos con un hotel que tiene tienda. Aparcamos el vehículo y nos metemos en ella porque estamos buscando pan. No hay pan, así que subimos de nuevo al vehículo y continuamos con la ruta. Salimos del aparcamiento y rodeamos el hotel por lo que creemos que es la carretera que debemos seguir. Una vaca y un ternero hacen que nos detengamos frente a un camino de escasa amplitud. Vaya, ¿nos habremos equivocado? No, señoras y señores, no nos hemos equivocado: el acceso desde Os de Civís hasta la vertiente leridana es casi imposible si no vas en un todoterreno – y eso ya lo veríamos.
Claro, de ahí los treinta y poco kilómetros en más de hora y media que nos marcaba el GPS. Sí, soy tozuda y JJ, que no estaba nada de acuerdo en cometer tamaña atrocidad, se siente victorioso y yo asumo mi derrota con deportividad. Es imposible atravesar aquello de una forma segura, así que lo mejor es dar media vuelta y volver por Andorra. No, si lo del contrabando no era solo una broma…
Os de Civís es una buena visita para cuando viajes a Andorra. Es curioso estar en un lugar que forma parte de un país y al que solo puedes acceder desde otro, pero también merece la pena visitarlo por ser bello y por tener unos alrededores fantásticos.
Si quieres comer allí hay un restaurante a los pies del pueblo y también otro en el hotel que hay justo antes de empezar el sendero que lleva por el Coll de Conflent. Alojarte allí también es posible y creo que es una buena idea si quieres alejarte del barullo andorrano.
Disfruta de Os de Civís, aunque tengas que viajar a otro país para llegar hasta allí.