Praga Día 2 | Josefov, Jonh Lennon, las esculturas canallas, un café checo y el castillo olvidado.

Segundo día en Praga. Después del turno del Castillo, algo de Malá Strana y la Plaza Wenceslao nos toca descubrir otra parte de la capital checa; nos vamos al barrio judío, a visitar las sinagogas. Pero regresaremos a Malá Strana y nos iremos hasta la Praga más primitiva, en  Vyšehrad y nos sentaremos en algún café. ¿Te vienes?

El segundo día en Praga comienza como el primero: muy pronto, no serán todavía las 7 de la mañana. Un buen desayuno en el hotel – ya sabéis, entrantes, primero… hasta las pastas y el café – y preparados para seguir descubriendo la capital de la República Checa.

Praga, un martes de enero por la mañana.

El primer día de viaje ya le dimos un buen mordisco a esta ciudad: fuimos hasta el Puente de Carlos, nos paseamos por Malá Strana y acabamos tomando cervezas en uno de los lugares más míticos de la ciudad. En este segundo día tenemos algo que hacer, sí o sí, y es visitar el barrio judío y todas las sinagogas, aunque no nos quedaremos solo con eso.

De camino a la Sinagoga… París

Para llegar desde nuestro hotel hasta el barrio judío debemos ir, de nuevo, a la Palaza Vieja, pasar por el reloj astronómico, la Iglesia del Tynn (ya ves tú, qué disgusto más grande), surfear entre free tours y caminar a lo largo de la Calle París, una de las calles más impresionantes de Praga. Sí, así lo digo: para mí ésta es una de las calles más bonitas de la capital checa. Los edificios historicistas junto a elementos modernistas le dan a esta calle un carácter monumental, muy elegante, maravilloso.

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Esta calle se construyó en el s. XIX para sanear el barrio judío y quería ser una copia de los Campos Elíseos, pero la ciudad no tuvo suficiente dinero así que se quedó solo en un trozo. Aún y así, la calle mide casi 500 metros de longitud y en ella, hoy en día, encontramos un montón de tiendas de lujo.

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Las Sinagogas

La historia judía en Praga es sobradamente conocida. Los judíos comienzan a llegar a la ciudad en el s. X y se ganaban la vida como comerciantes.A partir de la Primera Cruzada tiene lugar en Praga el primer pogromo – esto es, actos de violencia contra una comunidad – del que se tiene noticia (en el año 1096). Fue en ese momento en el que se obligó a los judíos a concentrarse en un barrio amurallado y es como aparece, así, Josefov o el Barrio Judío de Praga.

Praga y la comunidad judía

La suerte de la comunidad judía de Praga cambia cuando en el año 1292 el rey Otakar II de Bohemia publica los Statuta Judaeorumotorgando a la comunidad judía un estatuto de autonomía administrativa. Entre idas y venidas, mejores y peores momentos, en el año 1389 tuvo lugar el pero y más sangriento pogromo contra los judios praguenses,cuando el Sábado Santo comenzó la quema del barrio judío de Praga, siendo asesinados muchos de ellos y otros acabaron suicidándose al verse atrapados en la sinagoga principal. Las cuestiones religiosas – entender desde el catolicisimo que los judíos fueron los asesinos de Dios – suponían un odio extremo hacia esa comunidad y, por lo tanto, la hacían culpable de todos los males. En esa época la peste comenzó a asolar Europa y fueron muchos los que culparon al pueblo judío de ello “mataron a Dios, y nos ha castigado con esta lacra”. Claro está, también, que eran algunas otras las motivaciones que llevaron a eliminar del mapa a esta comunidad – también otras durante la historia. El hecho que fuese la comunidad judía la que tenía en su haber todo el dinero – ya sabéis, la usura, condenada por el catolicismo, solo podía ser llevada a cabo por los judíos. ¿A quiénes debían dinero los poderosos, entonces? ¿A quiénes eliminaban del mapa? Si no preguntadles a Isabel y Fernando.

Pero sigamos con la historia de los judíos en Praga. Después de estos hechos desastrosos la comunidad judía praguense empieza a prosperar en el s. XVI, sobre todo gracias a Mordecai Maisel, alcalde del barrio judío por aquella época, que se convirtió en Ministro de Haciendo e hizo gran fortuna. Parte de ese dinero que ganó lo fue invirtiendo en la mejora de la comunidad judía de su ciudad, y fue así como se construyó la sinagoga Maisel, el nombre de la cual quiere hacer honor a este alcalde. En esa época vivió también en Praga uno de los personajes más importantes para la religión judía, ya no solo de la época sino también actualmente. Se trata del rabino Rabbi Judah Loew, conocido también como el «Maharal de Praga”, un destacado talmudista, místico judío y filósofo quien pasó la mayor parte de su vida sirviendo como rabino en la ciudad de Praga. Dicen que sus conocimientos eran tantos que fascinaba a judíos y no judíos. Más allá de todo esto, al rabino se le conoce por ser el creador del mito del Golem, un ser hecho en barro que, animado mediante combinaciones cabalisticas que conformaban el nombre de Dios, cobraba vida y movimiento ayudando al rabino Loew. El Maharal de Praga decía que fue en la Sinagoga Vieja-Nueva donde creo a este ser fantástico – de mucha reminescencia bíblica, pensemos en la creación de Adán – el mito del cual sigue presente hasta nuestros días – ¿alguien de vosotros recuerda ese capítulo de Los Simpson dónde aparece? – y que funciona como salvador de los judíos frente a las acusaciones y persecuciones. El rabino está enterrado en el viejo cementerio judío de Praga.

El nombre con el que conocemos a día de hoy el barrio, Josefov, se debe al emperador José II quien publicó un edicto de tolerancia en el año 1781 posibilitando así la emancipación de los judíos. Antes de esto – un par de años antes – los judíos recibieron permiso para irse a vivir fuera del gueto, así que en Josefov cada vez vivían menos judíos, quedando allí los más pobres y los judíos ortodoxos. Debido, entre otras, a estas circunstancias, el barrio fue demolido entre los años 1893 y 1913, y siguiendo el plan Haussmann de París se le dio la forma que tiene hoy. Tras la demolición, del barrio original quedaron solamente las 6 sinagogas, el cementerio y el antiguo ayuntamiento que forma parte, hoy en día, del Museo Judío de Praga.

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Podéis percibir, a la izquierda de la imagen, la silueta de la «Sinagoga Vieja Nueva»

Lo que vino después, como ya sabréis, fue el Tercer Reich, y una de las cosas que más me llaman la atención de entre muchas de las barbaridades que pensaron hacer los nazis fue guardar el barrio judío de Praga para crear un museo exótico de la raza extinta y por ello no destruyeron las sinagogas que allí había – y todavía hay hoy. Hay que tener en cuenta que antes de este oscuro episodio de la historia la comunidad judía representaba un 20% de toda la población de la ciudad, porcentaje que se traduce en cifras en 90.000 personas. Pues bien, 60.000 de todas ellas fueron asesinadas en el Holocausto. Cabe decir que en la época del estalinismo los judiós no fueron masacrados, pero sí prohibieron parte de su culto y los templos sufrieron destrozas.

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A día de hoy el barrio judío es muy diferente a como fue antaño. Nada tiene que ver con sus inicios, ni tan siquiera a lo que era hace 100 años. El barrio ha sido fuertemente remodelado estando conformado en gran parte por construcciones del s. XX. No vemos una judería como sí puede ser en Toledo, o Tarazona.. allí sabes que estás en un barrio judío porque está lleno de sinagogas y porque los judíos siguen viviendo allí. Y posiblemente un buen número de ellos sean descendientes de españoles…

La visita a las Sinagogas

La Sinagoga Española

Comenzamos por aquí porque es la que te recomiendan en todos los sitios que debes visitar sí o sí. Esta Sinagoga es la que tiene en frente la famosa escultura de Franz Kafka, esa en la que el escritor está subido a hombros de un extraño ser sin manos ni cabeza y con un gran agujero en su vientre.

Puede que os sorprenda el nombre, pero tiene mucho sentido: esta sinagoga debe su nombrea los judíos de España que fueron expulsados por los Reyes Católicos a finales del s. XV. Muchas de esas gentes se refugiaron en Praga y por ello el nombre. No sé si este hecho tendría relación o no con lo que voy a decir, paro la señora que nos vendió las entradas hablaba un perfecto español.

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Juanjo había leído en muchos lugares que esta sinagoga es la más bonita de la ciudad, aunque después del chasco del Callejón de Orovamos con nuestra opinión en suspenso, y es que no queremos hacernos ilusiones. Tras comprar nuestra entrada (16 euros por cabeza, no aceptan tarjeta y no teníamos suficientes coronas) entramos a la sinagoga.

📍 Habíamos leído por ahí que no se pueden hacer fotos en la sinagoga, pero nosotros no tuvimos problema en sacar la cámara y disparar sin miramiento.

Pues bueno, todo lo que os digan, sí, es cierto: la Sinagoga Española es la más bonita de Praga sin ningún tipo de duda. Respecto a ella dicen también que debes visitarla bien pronto para no encontrarte con el mogollón. Otra vez, y como es enero en la Sinagoga estamos nosotros, quien la vigila y un par de personas más. Pues mucho mejor, porque aquel lugar es para ser disfrutado en tranquilidad. Lo que más sorprende de la sinagoga es su estética árabe, casi parece más una mezquita que un templo judío – en estos momentos me acuerdo de esa celebre escena de la comedia francesa Dios mío, qué te hemos hecho –, y es que son muchos los que dicen que el lugar les recuerda a La Alhambra – no puedo comparar, no he estado.

📍 La visita a la Sinagoga os llevará mínimo 30′, ya que es tan bonita que es difícil marcharse de ella. El edificio es pequeño pero de gran belleza.

En la Sinagoga Nueva, construida sobre otra anterior medieval, cerrada durante años por descuido y reabierta en el año 1994 encontramos también una exposición del Museo Judío, que se centra en la vida de esta comunidad en Bohemia y Moravia.

📍 El precio de la entrada a esta sinagoga está incluido en el ticket conjunto que te permite visitar 4 sinagogas más el Viejo Cementerio Judío.

Sinagoga Maisel

Nuestra segunda parada en la ruta de las sinagogas – hay paneles en el recorrido, y también puedes hacerte con un mapa que te ayude con la tarea – es la Sinagoga Maisel, de la que ya os hemos hablado en el apartado histórico sobre la comunidad judía.

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Esta sinagoga fue construida a finales del s. XVI, pero sufrió un incendio en el año 1698 y, como es normal, fue reconstruida, pero no solo en esos años si no también en épocas posteriores. Las remodelaciones más acusadas tuvieron lugar a finales del s. XIX y principios del XX cuando se le añadieron elementos neogóticos. De las cosas más curiosas de esta sinagoga es que fue un almacén nazi. Sí, lo habéis leído bien. Como también os he explicado ya en el apartado histórico, los nazis querían mantener en buen estado el barrio judío de Praga para crear un museo de la raza extinta una vez todos los judíos fuesen exterminados. Los señores nazis, muy amablemente ellos – nótese el sarcasmo – almacenaron en esta sinagoga más de 6000 piezas de valor artístico procedentes del resto de las sinagogas de Bohemia y Moravia para meterlas después en el museo – unos lumbreras, tú.

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En el interior de la sinagoga, como sucede también con la Sinagoga Española, encontrarás una exposición sobre la vida y cultura de la comunidad judía de Bohemia y Moravia.

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Sinagoga Pinkas

Esta es, para mí, la segunda sinagoga más interesante de Praga. La primera, por su belleza, es la Sinagoga Española. La Pinkas queda en segundo lugar porque no es tan espectacular como la primera, pero impacta un montón, y ahora os explicaré porqué.

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Cuando llegas a la sinagoga ves un edificio y como ya llevas un par de ellas visitadas piensas que será otra más. Muchos de los que han visitado las sinagogas de Praga dicen que al final te saturas con ellas, y sí, es un poco cierto: no son edificios espectaculares – excepto la Española, que aquello es bellísimo – y si la cultura judía no te interesa mucho al final puede acabar aburriendo. Pero en este caso va a ser distinto, y es que al cruzar la puerta del templo te encuentras con un espacio que no corresponde a la idea que llevas preconcebida de él, ya que esta sinagoga es la segunda más antigua de Praga, construida en el año 1553, y eso en su interior no se aprecia. Para nada parece del siglo XVI.

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Pero… ¿esto qué es?

Un edificio de paredes blancas con un montón de letras escritas en ellas. Un audio que repite un montón de nombres, uno detrás de otro, sin parar. Un espacio inquietante que se convierte en desgarrador cuando sabes donde estás.

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La sinagoga – como todas las demás – sufrió reconstrucciones después de haber sido afectada por inundaciones en el siglo XIX. De estas reconstrucciones debemos mencionar la que tuvo lugar en los años 50 cuando el espacio se convirtió en el Monumento a los judíos de Bohemia y Moravia vícitmas de la Shoá. Para tal fin, los pintores Jiří John y Václav Boštík escribieron a mano, y sin plantilla, los nombres de las víctimas en orden alfabético según las ciudades del último domicilio conocido. En la nave principal se encuentran alrededor de 40.000 personas que tuvieron su último domicilio en Praga, y siempre que se pudieron averiguar las relaciones de familia se inscribieron los nombre juntos.

El edificio tuvo que ser cerrado a finales de los años 60 porque las humedades lo estaban degradando mucho, pero entre los años 70 y 80 se realizaron trabajos de mantenimiento y en los 90 se restauraron las pinturas murales, elevando el número de las mismas hasta los 80.000 nombres, cifra que no es definitiva ya que se siguen buscando las identidades de las personas que murieron en la Shoá.

Como sabréis, Praga sufrió una inundación tremenda en el año 2002, cuando el Moldava se desbordó. De todos los monumentos judíos, esta sinagoga fue la más afectada, siendo inundada por las aguas contaminadas y el barro que llenaron la nave principal y la antesala de la sinagoga. La estructura del edificio quedó dañada, así como parte de las inscripciones de las paredes. Los trabajos de restauración fueron muy importantes y terminaron en septiembre de 2003.

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La visita a esta sinagoga es estremecedora. Debes conocer la historia para que te de bien fuerte en tu conciencia. El lugar es bonito, a mí estéticamente me gusta mucho – ya sabéis que todo eso que transgreda lo tradicional va conmigo –, pero es que su significado es tan intenso que te sientes hasta incómoda allí dentro. Además, en la parte superior del edificio encuentras una exposición con dibujos hechos por niños en el campo de concentración de Terezín. Siempre se dice que a los niños no se les debe meter en cuestiones de mayores, y las mierdas estas de guerras y odios entre gentes son cosas de mayores. Dejemos a los niños en paz, por favor.

Antiguo Cementerio Judío

Después de la visita a Pinkas piensas que ya no hay nada más que te pueda sorprender, pero entonces llegas al Antiguo Cementerio Judío que puede que no sea muy grande, pero impacta cuando sabes que allí hay 200.000 cadáveres amontonados unos encima de otros, y te das cuenta que el nivel de la calle sube en ese espacio porque bajo tus pies hay miles de muertos.

Como sabréis, el espacio para la comunidad judía, históricamente, ha sido siempre reducido a guetos. El precio del suelo para la comunidad judía – ya en la Edad Media – era mucho más alto que para el resto de comunidades, por lo que tenían que apañárselas para poder vivir en un espacio reducido. Esto se traduce, urbanísticamente, en barrios llenos de casas estrechas y muy altas – sobre la altura no se decía nada – y todavía hoy lo podéis ver en las distintas juderías históricas que existen en el mundo. En España hay muchas de ellas: Toledo, Tarazona, Caspe… Si os fijáis la próxima vez que viajéis a un lugar en el que haya una judería, veréis como las casas son muy estrechas y más altas de lo normal.

Puedes ver ejemplos de juderías en este enlace.

Si os cuento esto es porque la razón que en el Antiguo Museo Judío haya tantos cadáveres en tan poco espacio se debe a que el espacio del que disponía la comunidad judía para enterrar a sus difuntos era muy pequeño, así que debían enterrarlos unos encima de otros. Si es que… eso de no dejar espacio al otro para que viva parece ser un mal endémico de la Humanidad.

En este cementerio están las lápidas del rabino Rabbi Judah Loew o también de Maisel. En él podemos ver elementos característicos de la cultura judía como el racimo de uvas que representa la fertilidad y sabiduría o la estrella de David. Debes saber también que es el lugar de Europa donde se conservan el mayor número de lápidas de forma rectangular.

Sala de Ceremonias

Desde el cementerio se ve una pequeña construcción de bellos rasgos románicos que resulta ser la Sala de Ceremonias, un edificio construido entre los años 1911-1912 como sala de ceremonias y morgue del Viejo Cementerio Judío. En la actualidad forma parte del Museo Judío donde hay una exposición de tradiciones y costumbres judías que a nosotros, personalmente, nos dejó un poco fríos.

El edificio, como podéis ver en las imágenes, es muy bonito desde el exterior pero en su interior no tiene más interés que los elementos que contiene.

Conclusiones sobre la visita a las sinagogas

Es una visita que debes hacer, no te podemos decir otra cosa. La historia del pueblo judío en Praga es muy importante y es interesante visitar esos lugares que son los principales en lo que a la cultura judía se refiere. Ahora bien, la manera en la que están montadas las visitas nos parecen un poco simples; sí que encontramos exposiciones en cada una de las sinagogas, pero poco más hay que decir. Además, si quieres visitar el Antiguo Cementerio Judío tienes que pagar una entrada, por lo que ya que te pones a desembolsar dinero pues lo visitas todo. Las entradas, como ya te hemos dicho, fueron 16 euros por persona ya que no teníamos suficientes coronas y no aceptan tarjeta – como he dicho más arriba. La Sinagoga Vieja-Nueva no la visitamos porque la entrada era a parte y ya habíamos pagado bastante diero en las otras.

📍 Encuentra más información sobre las sinagogas – precios, descuentos, etc – aquí.

Regreso a Malá Strana. Un poco de Praga canalla.

Después de tanta historia judía vamos a dar un cambio de tercio drástico en nuestra visita, y es que volvemos a Malá Strana en busca de aquellos lugares de Praga menos cucos y románticos. Como sabréis, este viaje supone una sorpresa para mí, no sé absolutamente nada del destino hasta llegar al aeropuerto, y no me entero que voy a visitar Praga hasta que subo al tren que me lleva del aeropuerto de Viena a Parga. Como sabréis también – si es que leéis el blog de una forma más o menos asidua – soy de esas personas que necesita tener el máximo de información disponible sobre el destino para planear la visita. Pues bueno, éste no es el caso, y hay cosas que empiezan a aparecer ante mí y quiero saber qué son una vez he llegado hasta allí. Entre esas cosas se encuentran las esculturas del artista David Černý – del que ya os hablamos un poco en el post anterior –, de las cuales hay bastantes ejemplos en la capital checa.

Visitamos los Chorros

En el patio de Hergetova cihelna, donde está ubicado el Museo de Franz Kafka, encontramos la escultura Proudy (Chorros en español) cuyo nombre es bastante descriptivo. La escultura mide 210 centímetros de altura y representa a dos hombres meando sobre un pequeño lago en forma de la República Checa. Obviamente, nosotros no podemos dejar de hacernos la foto allí. Bueno, Juanjo se hace la foto allí, que queda mejor. Y si te apetece puedes mandar un mensaje corto y los chorros escriben tu nombre o una frase – o eso dicen en la página de turismo de Praga. Sin duda es un lugar que debes visitar, que es gratuito y mola mogollón.

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Pasamos por el muro de John Lennon

Otro de esos lugares alternativos que debes visitar en Praga es el muro de John Lennon, un lugar por el que pasamos todos los turistas y que, tal vez, en sus inicios tenía algo de encanto pero en la actualidad no es más que una pared pintada de colorines a la que todas vamos a hacernos la foto guay. El sitio es de esos que hoy en día se llaman instagrameables, y si vas con el outfitt adecuado y el make-up como toca vas a ganar unos cientos de likes en las redes sociales. Pero eh, que nosotros también pasamos por allí, y nos hacemos la foto. Hasta firmamos la pared y todo. Si lo llego a saber me compro un boli permanente.

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Más allá del tema postureta, el muro tiene su historia interesante y que, como todo en esta vida, debes conocer para que el asunto tome sentido. Tras el asesinato de John Lennon en el año 1980, pocas horas después, en este muro de Praga aparece un grafitti con la imagen del Beattle recientemente asesinado. Dicen que era un toque de atención frente al régimen comunista que estaba estrangulando a la sociedad del país por esa época. Al régimen no le hizo mucha gracia y borró las pintadas, pero nada podía hacer contra las ansias de libertad de la juventud checa: las pintadas aparecían una y otra vez, así que el gobierno se rindió. Desde entonces este espacio se ha convertido en un canto a la libertad de expresión y los grafitti van cambiando – esa es la esencia del arte urbano. Como pasa con el Muro de Berlín, su profundidad histórica se pierde entre tanta superficialidad virtual.

🗺 Este espacio lo encontraras en la Isla Kampa y puedes llegar a el desde el Puente de Carlos. No es difícil encontrarlo porque hay mucha gente que va hasta allí, y comprenderás que van hasta allí. Si quieres la dirección exacta, es esta: Velkopřevorské náměstí, 118 00.

El gato frente al muro del muro está un poco cabreado…

Pasear por Kampa es más que pasar por el puente del amor, ese de los candados…

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Babies

El plato fuerte del día, lo insospechado, lo inesperado. Toparte de frente con las bestiales esculturas de los Babies, del mismo artista que las anteriores, es una maravilla. Voy a decir poco sobre nuestra reacción al llegar allí porque no quiero escandalizar a nadie, pero estas esculturas son verdaderamente impactantes. Unos bebes de color negro, a gatas, con códigos de barras en lugar de caras – algunos de ellos se encuentran subiendo por la torre de la televisión – al lado del río, yo lo siento, pero mi reacción no podía ser normal.

La foto más light que tengo allí

🗺 Encontraréis estas esculturas al lado del Museo Kampa, a orillas del río Moldava.

Continuamos nuestro paseo a orillas del río Moldava, donde encontramos algunos ejemplos de arte urbano interesantes. Decidimos cruzar por el Puente de Las Legiones descendiendo hasta la isla de Střelecký donde en verano encontramos a mucha gente paseando y descansando, pero que en invierno está más vacía que Siberia. Al cruzar este puente nos metemos en la zona del Teatro nacional y Újezd, una zona también muy interesante de la que os voy a hablar ahora brevemente.

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Una servidora sobre el Puente de las Legiones y, al fondo, el Teatro NAcional

Avenida Národní

Salirse de la zona más concurrida de Praga te lleva a descubrir lugares increíbles. Cruzar el Puente de Las Legiones te da una imagen de la ciudad totalmente distinta a aquélla que estás acostumbrada a ver. Las casas a orillas del río Moldava, junto a la mole que es el edificio del Teatro Nacional te muestran una cara de la capital checa nueva. Os puedo decir que esta zona, ya en Nové Město, es una de las que más me gustó de la ciudad.

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📍 ¿Te interesa saber más cosas sobre el Teatro Nacional? Pincha aquí.

En esta avenida, una de las principales de la ciudad, es donde se encuentra, además del Teatro Nacional, el Teatro Nová Scéna, un teatro construido en los años 80, en estilo brutalista, y en el que se encuentra uno de los cafés que debes visitar en Praga – el primero que probaremos nosotros, y que nos encantará. El teatro en el que se encuentra este café es uno de los edificios más cuestionados de la ciudad, ya que supuso un giro brutal en toda la estética neorrenacentista que domina en la avenida. Si queréis que os dé mi opinión, a mi me gustó, y es que como ya vengo diciéndoos a lo largo de este artículo, cuando se mezcla lo contemporáneo y lo clásico de forma inteligente mi valoración no puede ser más que positiva. En la parte exterior del teatro nos encontramos con una escultura que no conseguí saber qué era hasta que más tarde, al colgar una foto en Instagram, me dijeron de qué se trataba (gracias Annick). La estatua es un homenaje a Klimt y la guisa con la que nos la encontramos es obra de Eva Blahová, artista que hace esculturas tejidas. A mí, personalmente, me gustó mucho; otra vez estamos con lo mismo: lo nuevo y lo viejo unidos. Transgredir y unir. Me encantó.

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📍 ¿Te apetece leer algo más sobre Nová Scéna? Haz click aquí.

Café Nona

En Nová Scéna se encuentra uno de los cafés que debes visitar en Praga: se trata del Café Nona. Es uno de esos lugares especiales que hay en la capital checa en los que puedes tomarte un buen café y algo de comer por un precio más que razonable (un par de cafés especiales y un trozo de tarta nos salió por 166 coronas checas). Te recomiendo que subas hasta allí y te sientes a tomar algo en este lugar tan chulo.

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📍 Encuentra algo más de información sobre este café haciendo click aquí.

Después de nuestro paso por el café, decidimos ir – andando – hasta uno de los lugares históricos de Praga: el castillo de Vyšehrad.

De paseo hasta los albores de Praga

Son dos las razones por las que decidimos ir hasta esta zona de Praga que, seamos sinceras, está un poco alejada del centro turístico de la ciudad. La primera de ellas es porque se trata de la parte más antigua de la ciudad; la leyenda dice que fue el primer lugar de residencia de los señores checos, la realidad lo desmiente y explica que este castillo fue construido en el s. X. La segunda de las razones es musical: en el cementerio se encuentra enterrado Dvorak. Con estas dos premisas, con una hora de sol todavía por gastar, nos vamos caminando tranquilamente a orillas del Moldava teniendo la suerte de vivir un atardecer checo increíble.

Es interesante hacer el recorrido a pie porque ves una cara de la ciudad, otra vez, totalmente distinta. Nada tiene que ver con esa Praga de la Plaza Vieja llena de turistas bajo el reloj astronómico, o el postureo irremediable – nosotros también caemos en él – que hay en el Muro de John Lennon. Aquí te encuentras con gente local que sale de trabajar, que va a comprar al supermercado… esto también es visitar una ciudad. De hecho, creo que esto es, realmente, visitar un destino: apartarte de lo puramente turístico y perderte por sus calles más comunes.

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De camino hasta allí nos encontramos de nuevo con estos viejos conocidos.

Llegamos a Vyšehrad

La Basílica de San Pedro y San Pablo

Llegar a pie hasta Vyšehrad nos llevará algo más de 30′, y debemos tener en cuenta que se encuentra en un promontorio elevado, de modo que hay que subir alguna que otra cuesta y escalera. Pero después de ello llega el premio, y no es nada de lo que nosotros esperábamos. El sorpresón es mayúsculo cuando nos damos de bruces con la Basílica de San Pedro y San Pablo, un edificio que a pesar de tener más de 900 años debe su aspecto actual a remodelaciones neogóticas.

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📍 Lee más sobre Vyšehrad aquí y sobre la Basílica aquí.

El Cementerio

De todos los elementos que más pueden llamar la atención de esta iglesia, seguro que el más sonado sera el carrillón de 17 campanas y otras 4 campanas grandes que cada hora en punto tocan una canción distinta. Nosotros tuvimos tanta suerte que la pieza que sonó a las 6 en punto era del compositor que andábamos buscando. Así, nos metemos en el cementerio a ver si damos con la tumba de Dvorak. El camposanto es uno de los más bellos de la ciudad, yo no sé si vosotros sois mucho de visitar cementerios, pero a mí me encanta. Es algo que siempre me ha gustado ver de las ciudades que visito y si tengo la oportunidad no la dejo pasar. En este espacio las tumbas – algunas de ellas – son verdaderas obras de arte, y pasear por allí durante el ocaso es toda una experiencia: la luz rojiza del cielo, el silencio sepulcral, la tranquilidad que se respira… Es algo que debes probar.

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Pero seguimos buscando la tumba, y no hay modo de encontrarla. Nos guiamos por fotos que hemos visto en internet, pero nada se asemeja a lo que aparece en las imágenes. Y por si fuera poco, tenemos a la señora vigilante del cementerio – una vieja con bastón un poco cascarrabias – diciendo cosas en checo – o eso supongo – porque va a cerrar ya. Yo me pongo nerviosa, ¿dónde narices estará? Y la señora empieza a gritarme no sé qué palabras incomprensibles. Un chico oriental me dice en inglés que cree que nos está echando, yo me río y veo que JJ ha desaparecido… ¡será posible! Salgo del cementerio porque me da que voy a acabar con un bastonazo marcado en mis costillas, y salgo sin JJ. Me espero fuera y al rato aparece JJ. ¿Dónde estabas? Me pregunta indignado ¡Pues aquí! Que la señora me ha echado. JJ me mira con cara un poco furiosa y responde Si es que… ¡he encontrado la tumba! Estaba bajo los arcos, a mano izquierda. No sé cómo íbamos a verla… con lo oscuro que está. Mira, le he hecho una foto con el móvil. Y la foto no la veréis porque apenas se aprecia nada. Pero yo os indicio: si queréis encontrar la tumba de Dvorak debéis dirigiros, al entrar por la puerta que da a la Basílica, hacia la izquierda y meteros en una galería con arcos. Allí estará la tumba del famoso compositor, e id con algo más de tiempo que nosotros, sino l’aueleta de bastos vendrá a por vosotros.

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📍 Lee más sobre el cementerio haciendo click aquí.

La noche cae, pero no os creáis que nosotros nos iremos ya al hotel, no. Que somos europeos, pero también mediterráneos. ¿Qué es eso de acabar el día a las 6 de la tarde? Nuestro paseo continúa por esta zona de Praga desde la que se tienen unas bonitas vistas de la ciudad, pero nosotros vamos en busca de otra cosa que habíamos visto en la Facultad de Matemáticas, en Malá Strana. Se trata de la rotonda.

La Rotonda

Esta rotonda es la de mayor antigüedad y tamaño que se conservan en la ciudad construida a mediados del s. XI todavía está entre nosotros porque ha podido escapar de múltiples situaciones de peligro. De las más sonadas, la del año 1841 cuando estuvo a punto de ser demolida al construirse un nuevo camino entre la Ciudad Nueva y Pankrác aunque finalmente – el spoiler ya viene del principio – esto no fue así. En la actualidad – como tantas y tantas cosas en la ciudad – su aspecto se debe a distintas reconstrucciones. ¿Hay que ir hasta esta parte de Praga para ver esto? No. ¿Hay que acercarse una vez estás allí? Creo que sí.

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El camino de vuelta

Y después de la rotonda, y muertos de frio, continuamos nuestra ruta por la antigua fortaleza, ruta que en verano debe ser maravillosa pero en invierno, y una vez habiendo oscurecido, se convierte en deporte de riesgo ya que el frío es mucho. Pasaremos por una de las puertas de la ciudadela en la que todavía se consigue adivinar la silueta de la misma y tras mucho caminar, perdernos por calles residenciales, meternos en algún supermercado y flipar con que un señor guardia se compre un helado y se lo coma tan pancho en medio de la calle – señor, un chocolate caliente para entrar en calor, eso no – llegaremos a un punto de Praga de lo más curioso, sobre todo por su historia.

Monasterio de los Eslavos de Emaús

Este edificio, de una techumbre puntiaguda y blanca, destaca sobre todos los demás cuando caminas por la orilla del río Moldava. Es un elemento que lleva llamándome la atención todo el día y no quiero marcharme de la ciudad sin visitarlo. ¿A qué vienen esas torres? Me pregunto todo el rato. La respuesta es fantástica: dicen que cuando los americanos fueron a bombardear Dresde el 14 de febrero de 1945 erraron el tiro y confundieron la ciudad alemana con la capital checa. Tiraron unas cuantas bombas y algunas de ellas cayeron sobre este edifico que perdió sus torres originales y tuvieron que ser sustituidas años después por las que vemos hoy en día, construidas en hormigón. El asunto suena a chiste, pero lo cierto es que murieron casi 1000 personas con ese error, la historia del cual no convence a todos. Si quieres leer más al respecto te recomiendo que sigas este enlace y eches un vistazo al artículo.

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📍 Si quieres más información sobre este monasterio, haz click aquí.

Y hasta aquí nuestro segundo día en Praga. Un buen puñado de kilómetros a pie después llegamos a nuestro hotel, y todavía nos vemos con ganas de ir hasta la otra punta de la ciudad a tomarnos una cerveza en uno de los locales míticos de la misma. Nuestro gozo en un pozo porque aquello está hasta los topes, así que ajo y agua, regresamos al hotel y a dormir, que todavía nos queda una jornada en la capital checa y estamos ya más muertos vivos que el protagonista de la canción de Peret. ¿Quién nos mandaría a nosotros caminar tanto?

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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5 pensamientos en “Praga Día 2 | Josefov, Jonh Lennon, las esculturas canallas, un café checo y el castillo olvidado.

  1. Hola! Estoy ahora en Praga, es muy bonita y estoy en el Café Louvre, leyendo este post, he leído que para ir a las sinagogas hay que pasar por la calle de Paris, pero leo que al pasar por la catedral de Tynn dices que “ya ves tú disgusto tan grande”, por qué lo dices? 😅

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