Bel | El acceso a la Tinença de Benifassà

Puede que la Tinença de Benifassà sea uno de los espacios naturales más increíbles de toda la provincia de Castelló. En lo más al norte de la Comunitat Valenciana se conjugan pueblos y paisajes de un modo casi perfecto. Entre esos pueblos, o pequeños núcleos de población, encontramos Bel, el acceso a la Tinença de Benifassà.


Bel es uno de esos sitios a los que vas a propósito o no vas. Después de Bel ya no hay nada, o mejor dicho, no hay nada habitado por el ser humano. Bel es la puerta de entrada de la Tinença y final del territorio humano. Después de Bel hay montaña, hay barrancos, y si quieres llegar otro núcleo de población o vas andando o no hay manera de ir. Y eso, entre otras cosas, es lo que hace interesante a Bel.

Igual Bel no te suena absolutamente de nada, y no me extraña. Bel es un lugar pequeño – son dos calles, literal – que pertenece al pueblo de Rossell, en el Baix Maestrat – Castelló. Rossell es frontera con Catalunya y Bel lo es con la naturaleza. Sí, es que cuando llegas a Bel, después de muchas curvas, te encuentras metido de lleno ya en el Parque Natural de la Tinença de Benifassà.

Bel es uno de los siete pueblos que se pueden encontrar en el parque natural, aunque si hablamos de manera estricta no podemos definir a Bel como pueblo ya que, y como he apuntado antes, es una pedanía perteneciente a Rossell. En esta pedanía hay 20 personas censadas aunque después de perder su independencia y anexionarse a Rossell a principios de los setenta del siglo pasado la localidad quedó totalmente despoblado.

Por suerte algunas familias decidieron recuperar el lugar, evitando que se perdiese para siempre uno de los núcleos urbanos más bonitos que se pueden encontrar por la zona. Sí, Bel es uno de los sitios más chulos de la comarca, un lugar que fue fortificado en el año 1705 por Felipe V, un lugar que tenía castillo, aunque sea de origen islámico y posteriormente conquistado por Jaime I.

Su bella perspectiva vista desde el acceso por carretera, el único acceso que hay, recuerda a una pequeña muralla, a un lienzo defensivo que guarda con recelo un tesoro desconocido. Y Bel es eso, un pequeño tesoro que se esconde a casi 1000 metros de altura custodiado por 4 familias y disfrutado por muchas otras en fines de semana.

Para vivir en Bel debes tener muy claro que lo que quieres y deseas es eso: el aislamiento casi total. De Rossell a Bel no llegas a tener 10 kilómetros de carretera, pero esa decena de kilómetros tardarás casi 20 minutos en realizarlos. Curvas, subidas, bajadas, estrecheces, y unas vistas del territorio que te dejan sin respiración.

Hasta el infinito y más allá.

Sin duda, el valor natural y paisajístico es indiscutible, pero yo tengo otro motivo para desplazarme hasta Bel, y ese es ver con mis propios ojos uno de los mejores ejemplos románicos de la provincia. Sí, en Castelló el románico no abunda mucho, en el Baix Maestrat menos, pero justamente en este pequeñísimo lugar se encuentra una de las pocas iglesias en las que el románico es absolutamente evidente.

Esta iglesia fue construida en el siglo XIII siguiendo el canon de las iglesias de reconquista y teniendo las características tipológicas de las iglesias de la época. Por desgracia su interior, que parece interesante, es imposible visitarlo, al menos el día que nosotros vamos, una semana después de la visita de Filomena.

Como digo, su cuerpo es netamente románico, así como lo es también su portada, constituida básicamente por un arco de medio punto decorado al estilo inglés y no tanto al hispánico de la época. Esto, la portada, podrás verlo sin ningún tipo de problema.

El resto de elementos de la iglesia, la sacristía y el campanario fueron construidos en siglos posteriores, posiblemente en el XVII. El campanario, centinela vigilante, es una torre cuadrada con tres cuerpos separados con molduras y destaca por encima de todas las construcciones del lugar.

No es difícil, por otra parte, despuntar en este pequeñísimo lugar, y es que su fisionomía es claramente medieval, y todavía a día de hoy mantiene el carácter de la época. Las casas son pequeñas, de poca altura, con una planta baja dedicada a los animales, una primera planta donde vivían las personas y una segunda y última planta donde estaban los porches.

Dobles muros, ventanas pequeñas… son evidencias de la crudeza del invierno en esa zona donde la nieve no suele ser algo ocasional, sino que se presenta en mayor o menor medida todos los inviernos. Y no solo la nieve, el viento es también un fenómeno atmosférico dominante en Bel, y hay que resguardarse del mismo de la mejor manera posible.

Como digo, hay dos calles en Bel, una tiene el nombre de Sol, donde predominan los patios, y la Calle Mayor, estrecha, donde los techos, sobresalientes de las casas, casi se tocan. Las casas, hoy en día, tienen piedra vista pero antaño – cosas de gustos y modas – se pintaban de blanco – el «emblanquinar» del pueblo de toda la vida – dando nota de color en las esquinas de puertas y ventanas con ese color azul tan característico, el «blavet» o – y si no me equivoco – aciano.

Y siendo solo esto, Bel es mucho, porque es el recuero de un vivir auténtico, casi eremita, donde el contacto con el otro es escaso por ser un lugar cuasi aislado. Bel tiene mucho encanto, y es un lugar perfecto para partir desde él a descubrir la maravillosa Tinença de Benifassà. Bel es un sitio al que debes ir aunque sea solo un momento, al que irás a desconectar y a respirar aire puro, a sentir la naturaleza en toda su grandeza, a sufrir el impacto total de la insignificancia de lo humano.

Más información

Si te interesa la naturaleza no dejes de visitar las siguientes páginas en las que podrás encontrar información de rutas y excursiones que parten desde Bel:

  • Rutas en la web de 🖱 Turismo de Rossell.
  • Más rutas en la 🖱 página oficial parques naturales de la Generalitat Valenciana.
  • La «Ruta de los 7 pueblos de la Tinença» puede ser también interesante. Tienes más información aquí.

Otro pueblo que puedes encontrar en la zona y que, a mi juicio, es de los más bonitos de Castelló, es La Pobla de Benifassà, aunque el acceso desde Bel no sea posible por carretera. Puedes leer más sobre él y saber porqué me gusta tanto haciendo click aquí.

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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