Santo Domingo de Silos | Entre el silencio y la música

Recuerdo nuestro primer viaje a Burgos como una proeza. Recuerdo subir al coche y emocionarme al ver el viajazo que teníamos por delante. Pero recuerdo también sentirme apenada por no poder visitar un lugar al que le tenía muchas ganas; y sí, ese lugar era el Monasterio de Santo Domingo de Silos pero por aquel entonces conducir 40 kilómetros más nos parecía una barbaridad. Esta vez no íbamos a pasarlo por alto y por fin poder visitar este lugar al que tantas ganas le teníamos desde los albores de nuestra aventura viajera.

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Quienes nos lean usualmente sabrán que no somos personas religiosas. Pero también sabrán que somos gentes a las que les encanta visitar iglesias y monasterios. El asunto, aunque lo parezca, no es contradictorio. Somos dos personas que por formación se dedican a estudiar, de modos distintos pero conectados, el comportamiento humano – un politólogo y una filósofa, al fin, hacen eso -, y las creencias son algo que definen bien las sociedades. Si podemos confesaros algo, una de las cosas que más observamos cuando viajamos y visitamos iglesias o catedrales es la cantidad de gente que va a las celebraciones religiosas y debemos decir que el lugar en el que más gente hemos visto dentro de una iglesia un domingo cualquiera ha estado en Aix-en-Provence (podéis leer un poco aquí), hecho que desencadenó en una discusión (en tanto que debate) sobre el porqué allí se llenaban las iglesias y aquí no (sí, viajar con nosotros supone, también, este tipo de pedanterías).

Pero dejemos estas cuestiones extraviajeras de lado y centrémonos en nuestra visita a Santo Domingo de Silos. Como iba diciendo, la razón principal por la que fuimos a parar a este pequeño – y bonito, lo decimos ya – pueblo de Burgos fue por encontrarse en él uno de los monasterios románicos más importantes de España, pero también por el hecho que en Silos todavía se realiza la misa cantada, así que no podíamos perdernos una acontecimiento como ese.

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Ĺa primera impresión de Silos es magnífica

Breve reseña histórica silense

El monasterio se remonta a la época visigótica, allá por el siglo VII, aunque en la actualidad no sea eso lo que nos vayamos a encontrar. Tras una época de decadencia, resurge la actividad del monasterio con el gobierno de Fernán González, en el s. X. El monasterio vuelve a decaer con el paso de Almanzor por la península.

Este monasterio, llamado en sus inicios de San Sebastián, fue relanzado por el prior del monasterio de San Millán de la Cogolla en el año 1041. El prior, llamado Domingo, impulsó la construcción de la fantástica iglesia románica, el claustro que todavía hoy se conserva y otras dependencias monacales. A la muerte del prior Silos paso de San Sebastián a Santo Domingo.

De aquella iglesia románica – una de las mejores de toda Europa – que Santo Domingo hizo levantar no queda casi nada porque a mediados del XVIII se sustituyó por un templo neoclásico. Lo que podemos observar del templo románico son algunos muros y pilares, o el brazo sur del transepto. Parece ser que el claustro continúa de pie porque se acabaron los dineros – qué raro que pase eso en las obras españolas/castellanas/peninsulares – y la construcción no continuó.

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Como hemos apuntado al principio, nuestro paso por Santo Domingo de Silos es motivado por el monasterio que todavía conserva el claustro románico y que dicen es uno de los mayores exponentes del arte medieval europeo. Pero cuando llegamos a la localidad nos damos cuenta que tiene bastante encanto, con sus casas de piedra, sus balcones con flores y su plaza coqueta. Os recomendamos que guardéis un tiempo para dar un paseo por el pueblo, y que disfrutéis de los atractivos que éste ofrece.

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La visita

El claustro

Lo que podemos visitar en Silos es el claustro de los siglos XI y XII que se conserva en perfecto estado. Este claustro es un verdadero lección de arte; la cantidad de elementos que decoran los 64 capiteles es ingente: arpias, grifos, leones o aves fabulosas son algunas de las representaciones fantásticas – pero no todas – que hay labradas magistralmente en la piedra de Silos.

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Lo que os podamos decir aquí será poco comparado con la impresión que pueda dar todo lo que se puede encontrar en este claustro románico. Los relieves que decoran el interior de las cuatro pilastras del claustro son una maravilla, el impacto que produce ver tamañas obras de arte es inmensa.

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Descendimiento de la cruz

Las escenas representadas en las pilastras son las siguientes:

  • Ángulo sudeste: La ascensión y Pentecostés.
  • Ángulo noreste: El sepulcro y El descendimiento.
  • Ángulo noroeste: Los discípulos de Emaús y La duda de Santo Tomás.
  • Ángulo sudoeste: La anunciación a María y El árbol de Jessé.

Mi representación favorita, por lo que significa, es La duda de Santo Tomás, ya que muestra cómo éste no se cree nada de la resurrección de Jesús hasta que lo comprueba él mismo empíricamente metiéndole el dedo en la llaga.

Podéis encontrar una explicación de esta obra arquitectónica pinchando aquí.

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La duda de Santo Tomás

En Silos encontramos también la tapa del sepulcro de Santo Domingo (al fondo en la imagen superior), una obra del s. XIII, apoyada sobre tres leones bellamente labrados. También tenemos la imagen de la Virgen de Marzo, de expresión rígida, pétrea, hierática, como toda la escultura del periodo románico. También es interesante el alfarje mudéjar del s. XIV que techa el claustro bajo del monasterio (también se puede observar en la foto superior).

Para ampliar más sobre Silos y su arte puedes pinchar en este enlace, y también en éste.

Pero en Silos se esconde otro elemento de gran importancia e interés, el ciprés al que el poeta Gerardo Diego dedicó uno de los mejores sonetos de la literatura española. La visita guiada al monasterio termina en este punto, con la imagen del ciprés y el guía recitando el soneto. Habíamos leído por Internet que esto sucedía, pero la emoción que sentí en esos momentos fue enorme.

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El Ciprés de Silos, a la izquierda de la imagen

El ciprés de SilosEnhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos

El Ciprés de Silos es el único ejemplar que queda de los cuatro que  plantaron – uno por cada esquina – los monjes restauradores franceses  en el año 1882.  Los demás murieron pero éste – parece ser que al encontrarse en la zona con más luz – ha sobrevivido más allá de los 100 años. Los cantos que le dedicaron Unamuno, Machado, Alberti, pero sobre todo Gerardo Diego, han hecho célebre a este ejemplar que está a punto de alcanzar los 30 metros de altura, todo un logro par su especie.

La botica

Otra de las cosas que visitas en Silos es una botica creada en el año 1705, y que dicen es una de las más antiguas de Europa – eso también sucede con la de Llívia, y se pelea con alguna otra de Croacia, o Estonia por el puesto. Lo más impresionante de la botica es la cantidad de libros que hay, con algunos volúmenes que se remontan al s. XVI, y también anaqueles, hornos o alambiques.

El museo

Lo que podemos ver en el museo son las piezas que se conservaron tras la desamortización del s. XIX, entre las que se encuentran un cáliz del s. XI, o un tímpano románico del s. XII, además de una custodia procesional del s. XVI.

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  • La visita al Monasterio de Santo Domingo de Silos es guiada, y tenemos que esperar a que terminen las visitas anteriores para poder empezar.
  • Excepto los lunes, se puede visitar el claustro todos los días de la semana.
    Por la mañana las visitas son de 10:00 h a 13:00 h
    Por la tarde empiezan a las 16:00h y terminan a las 18:00 h
    Los fines de semana las visitas son de 12:00 h a 13:00 h y de 16:00 h a 18:00 h
  • El precio de la visita son 3.5 €
  • Podéis encontrar más información en la página web del Monasterio.

La visita puede durar entre unos 45′ y una hora, aunque se puede alargar más si quieres, nadie te dice que te marches ni te obligan a ello. Durante la visita te encuentras con los monjes transitando en total silencio por el claustro, tanto por las dependencias superiores como por las inferiores. Como es de esperar, os recomendamos encarecidamente la visita a este lugar.

La misa cantada

Como dijimos al principio, otra de las razones por las que fuimos a Silos no fue solamente por su claustro románico y todo el arte que en él se conserva, sino también porque los monjes de Silos siguen celebrando la misa usando el Gregoriano como forma de oración cantada. Así, en 6 ocasiones al día – 7 sábados y domingos – los monjes aparecen en la iglesia del lugar – la que antes era románica y ahora es… bueno… – y realizan todo un ritual de lo más interesante.

Los horarios de las misas podéis encontrarlos pinchando aquí.

En medio de un silencio sepulcral aparecen los monjes desde el fondo de la iglesia y se dispone cada uno de ellos en su lugar pertinente, a ambos lados del altar. Uno de los monjes es el que oficia la misa y el resto le siguen. Todo esto cantado, en el más estricto silencio, y cantado en latín.

📍 Todos nuestros artículos sobre Castilla y León haciendo click aquí

La experiencia es de lo más recomendable, y si quien la visita son dos músicos como nosotros, ésta se convierte en algo muy especial.

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Iglesia de San Pedro

Nuestra visita a Silos terminará aquí, y con ella nuestro viaje a tierras castellanoleonesas. Antes de marcharnos de este magnífico pueblo nos sentaremos en la terraza de un bar de la Plaza Mayor y nos tomaremos algo para digerir mejor todas las experiencias que hemos tenido durante el día.

Nos quedaran ahora unas cuantas horas de viaje subidos en un coche sin aire acondicionado y en plena ola de calor. Pero… qué más da. A nosotros lo que nos gusta es viajar.

Algo más de información

Debéis conocer este dato: Santo Domingo de Silos se conoce como una de las cunas del castellano. Me explico. Allí se escribieron las Glosas Silenses, una de las primeras manifestaciones escritas de esta lengua universal. Si queréis saber más al respecto, y si tal vez os interesa hacer la ruta, que sepáis que existe El Camino de la Lengua Castellana, que te lleva, además de al lugar que aquí nos ocupa, también a San Millán de la Cogolla, Valladolid, Ávila, Salamanca y Alcalá de Henares. Podéis encontrar más información al respecto siguiendo este enlace.

La entrada al claustro la encontraréis calle abajo, una vez pasada la portada principal de la iglesia de San Pedro.

Hay bastante aparcamiento en la entrada de la localidad. Recomendamos que dejéis el coche allí porque luego las calles se estrechan.

Si eres hombre y te apetece alojarte en el Monasterio, tienen una hospedería donde puedes hacerlo. Pinchando aquí encontrarás más información al respecto.

Puedes encontrar tu alojamiento a buen precio en Santo Domingo de Silos pinchando aquí

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Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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