El Sacro Castillo-Convento de Calatrava la Nueva

No he visitado castillo en el que se perciba tan fácilmente como en éste el modo de ser de la vida en una fortaleza. El trazado de lo que eran sus calles, las explicaciones que hay esparcidas por el recinto, todo hace que te transportes a esa época en la que aquello era más que una atracción turística. Es de agradecer, cuando se viaja, que los lugares estén bien acondicionados para que el visitante pueda tener la mejor experiencia posible, y éste es el caso del castillo de Calatrava la Nueva.

Parecería que este castillo es otro más de esos que hay – tantos y tantos – repartidos por España, castillo del que quedan solo algunas piedras sueltas y los lienzos de muralla que a duras penas se tienden en pie. Pero no, resulta que Calatrava la Nueva es uno de los castillos más interesantes que hemos visitado en los últimos tiempos – y ya sabéis que nosotros somos unos pros en eso de visitar castillos.

La historia tras Calatrava la Nueva

Este castillo, imponente, de nombre grandilocuente – Sacro Castillo-Convento, los nombres compuestos son para la realeza – se planta sobre un espacio en el que ya se habían plantado otras cosas en la Edad de Bronce y también en la época visigótica. Y no es de extrañar, porque a 936 m de altitud su situación permite controlar uno de los pasos naturales hacia Sierra Morena.

La historia de este castillo está muy unida a la Orden de los Calatravos. La historia es fascinante, y es que un poco más allá de este castillo se encuentra Calatrava la Vieja – se le da este nombre a partir del s XII, Calatrava en los años anteriores – que fue durante la Alta Edad Media la única ciudad importante de al-Ándalus en el valle medio del río Guadiana. Era paso importante en la vía que unía Córdoba y Toledo.

Los inicios

Quienes fundaron Calatrava – la Vieja – fueron los omeyas, a finales del s. VIII, y a mediados del s. XII pasó a manos de Castilla, siendo una de las primeras posesiones de la Orden del Temple en este reino. Los caballeros tenían la obligación de defender estas tierras del ataque islámico, pero años después vieron que era imposible el asunto, no se veían capaces de ello, así que devolvieron la fortaleza a Sancho III, sucesor del rey que se la había ofrecido,

Y ahí fue cuando hicieron su entrada estelar los calatravos, o cuando los calatravos nacieron gracias a esto. La historia que cuentan tiene guasa, y es que el asunto se estaba poniendo serio porque los musulmanes iban avanzando que no veas. De este modo, se hizo una reunión de notables y el rey ofreció Calatrava a quien se hiciera cargo de su defensa. Nadie se atrevía a ello, pero apareció un monje, Raimundo, abad del monasterio cistercense de Fitero, que dijo: esto lo paro yo. Nadie se lo tomó muy en serio, pero él siguió en sus trece – aunque lo de las trece sea aragonés – y el rey tuvo que cederle Calatrava ya que no había alternativa posible.

El nacimiento de la orden

Raiumundo, en poco tiempo, reunió a 20.000 monjes y soldados, reclutados en tierras del Reino de Aragón. Los 20.000 hombres asustaron un poco a los musulmanes, así que éstos dieron un paso atrás y se retiraron al sur. De momento Raimundo había cumplido con su empresa.

Viendo que el asunto se había tornado serio, y que los monjes debían seguir defendiendo esa parte del territorio, decidieron convertirse en Orden militar; los caballeros no querían tener como superior a un Abad del Císter y vivir entre monjes. Así nacía la Orden de Calatrava.

Desde estos sucesos, acaecidos a mediados del s. XIII, hasta que los calatravos se asentaron en el castillo que hoy aquí nos atañe, sucedieron muchas cosas, y muy importantes. La orden fue ganando posesiones: la fortaleza de Zorita de los Canes o el castillo de Alcañiz. Por su papel importante en los servicios ofrecidos en mor de la Reconquista se la premió con la Encomienda Mayor de la Orden par ala Corona de Aragón.

Llegan los problemas

Pero no todo fueron días de vino y rosas para la orden, y es que en el año 1195 la Batalla de Alarcos supuso un duro golpe tanto para la corte de Alfonso VIII como para la orden de los calatravos. La derrota cristiana frente a los musulmanes hizo que los planes de Reconquista se paralizaran y los musulmanes se asentaron en la zona. Las tropas cristianas tuvieron que retirarse hasta Ciruelos, en Toledo, Pero algo se estaba cociendo por allí: varios caballeros de la Orden, encabezados por Martín Pérez de Siones, tomaron por sorpresa el castillo de Salvatierra.

Los caballeros trasladaron allí su convento y su sede, que mantuvieron totalmente en su poder sin ningún tipo de socorro hasta el año 1211. Fue por esa razón que la Orden mutó de nombre y pasó a ser conocida como la Orden de Salvatierra.

El resurgir de las cenizas

Y después de esto, otra vez, la historia cambiaría de rumbo. Se acercaba la Batalla de las Navas de Tolosa. Batalla no exenta de leyenda – qué epicidad iba a tener el asunto si esto no estuviese presente. Cuentan que no saben cómo narices los cristianos consiguieron vencer a los musulmanes si aquello estaba hasta los topes de lanzas y guardianes. Y aquí es cuando viene la leyenda.

¿Gracias a un pastor?

Dicen que si las tropas de Alfonso VIII pudieron vencer a los musulmanes fue porque un pastor les enseñó una ruta segura que sólo él – y algún local más, supongo – conocía. El ejército se lo tomó a guasa, pero el pastor les decía que no, que aquello era así y que de este modo podrían vencer a los musulmanes. El Rey y su séquito advirtieron al pastor: si es mentira, te mataremos, pero si es verdad, serás recompensado. El pastor les dijo que sí, que el sabía de qué hablaba, así que los combatientes cristianos se fiaron de él.

Con el paso vigiladisimo por las tropas musulmanas, los cristianos consiguieron sorprenderlos llegando por un lugar que nadie conocía, y fue así como consiguieron vencer la batalla y cambiar el curso de la historia con una de las batallas más importantes para la cristiandad. Pero el pastor parece que fue asesinado igualmente, ¿quién querría aceptar que la batalla había sido ganada gracias a la ayuda de un humilde pastor?

Y la leyenda estaba servida, aunque en las crónicas de la época si aparecía el personaje – hablan de él el arzobispo de Narbona, y también el de Toledo – sí acabó siendo mencionado, tiempo después, como un enviado de Dios, y su nombre era Martín de Alhaja.

La puesta en pie de Calatrava la Nueva

Pero volvamos al tema principal, Calatrava la Nueva Después de esta batalla, acaecida en el año 1212, la Orden se asentó definitivamente en esta fortaleza. Bueno, mentira, se asentó en el antiguo castillo de Dueñas sobre el que se construyó el que vemos hoy en día, trabajando en tal empresa prisioneros musulmanes que jamás se marcharían de allí.

Alzado el recinto en escasos 4 años (de 1213 a 1217) el lugar se convirtió en sede de la Orden de Calatrava, y pasó a ser una de las fortalezas más importantes de Castilla. La Orden siguió cosechando éxitos, y hasta Fernando el Católico consiguió ser elegido Maestre de la misma en el año 1487 gracias a una bula papal, y desde ese momento todos los reyes de España revalidaron el título.

La decadencia

Pero a medida que la Reconquista se extinguía lo hacía también la orden. Sin amenazas ni nada que defender, su única razón de ser quedaba reducida a la generación de ingresos – sus dominios eran muy extensos – y a la conservación de sus reliquias. Por ello, primero debido a José primero y terminando con la supresión de la Orden en la Primera República Española los caballeros dejaron de serlo y en la actualidad es tan solo una institución honorífica.

Y así como la Orden fue perdiendo fuerza, lo hicieron también sus fortalezas, y el Sacro Castillo-Convento cayó en manos de Mendizábal y su famosa desamortización. Hasta hoy.

Visitar el castillo de Calatrava la Nueva

El Castillo de Calatrava la Nueva se encuentra cerca de la localidad de Aldea del Rey. Llegar hasta él se nos hace un poco complicado, incluso con el GPS nos equivocamos un par de veces y tenemos que ir dando vueltas por el término municipal del pueblo que se nos hace enorme porque no hay manera de llegar hasta la fortaleza. Finalmente encontramos la indicación y giramos para comenzar la subida al castillo.

La calzada del XVI

Vamos con el coche, el aparatito que guía nuestros pasos dice que hay un par de kilómetros de subida. El dibujo que aparece en la pantalla, un dibujo virtualizado, es de una especie de espiral serpenteante que rodea nuestro destino final. Lo que hay frente a nosotros es un firme de piedra en el que no puedes ir a más de 20km por hora, firme que se realizó en el año 1560 para la visita de Felipe II a la fortaleza. Y creo que estoy yendo muy rápido. La subida hasta el castillo es una tortura si vas con un coche como el que nosotros llevamos, y debes armarte de paciencia para sortear curvas y sufrir las vibraciones que producen las piedras en el camino, piedras que están puestas ahí desde hace siglos.

Aparcar en el castillo de Calatrava la Nueva

Llegamos finalmente a las puertas del castillo. Un aparcamiento bastante amplio nos permite dejar el coche sin problemas y nos disponemos entonces a comenzar nuestra visita.

Las puertas

Antes de meterte en las taquillas ya cruzas uno de los puntos importantes de esta fortaleza que ya os puedo decir nos ofrecerá mucho más de lo que esperábamos. La Puerta de los Palos nos da paso a la Puerta de los Hierros, y entre saeteras y puertas sujetas por cadenas nos metemos en un espacio abovedado, una especie de vestíbulo que nos va a llevar hasta el interior del edificio, al conocido como Patio del Convento o Patio Principal, lugar en el que se encuentran las taquillas.Compramos las entradas (4€ por persona) y comenzamos la visita.

La calle de los artesanos

El espacio en el que nos situamos primero es lo que se conoce como la calle de los artesanos, lugar en el que se desarrollaban las distintas actividades de carácter artesanal y donde se encontraba el molino o la fragua, entre otros elementos de vital importancia para el desarrollo de la vida, ya no solo en un castillo sino también en cualquier parte del mundo. Pero hay que tener en cuenta que nos encontramos, también, en una abadía cisterense, por lo que el autoabastecimiento era de lo más importante. No solo disponer de agua, con el aljibe – que más tarde visitaremos – sino también poder desarrollar todo el resto de actividades propias de la vida normal eran de gran importancia en un espacio como éste.

Es curioso caminar por allí, por esa calzada que después de un par de siglos quedó cubierta de escombros porque se convirtió en el vertedero del castillo. En la actualidad las obras de restauración lo han dejado bastante decente y da gusto pasearse por allí. No creas que queda mucho, no imagines una restauración como la de la ciudadela de Carcassonne, para nada. Se trata de una restauración que ha acondicionado el lugar y, por lo tanto, permite que podamos disfrutar de él sin grandes tormentos y que lo que queda de la fortaleza no se eche a perder.

El Horno

Si continuamos caminando por la calza nos encontramos con una dependencia que aparece indicada con el nombre de horno que fue tal cosa a partir del s XVI pero que en la Edad Media fue vivienda de los artesanos. Todavía hoy en día podemos ver los espacios que servían como asientos y camas que servían como lugar de descanso para esas gentes que vivieron allí siglos atrás.

Las murallas

Este conjunto monumental, formado por tres recintos amurallados, guarda todavía hoy los distintos perímetros de la muralla que albergan en su interior el castillo, la iglesia, el convento, la hospedería y el resto de dependencias. Y pasearse por ellas asomándose hace que una comprenda porque aquél lugar fue tan importante en el pasado: la vista que hay allí de todo el territorio es impresionante.

Y después de esta experiencia vamos con uno de los platos fuertes de la visita.

La Iglesia

La Iglesia de Calatrava la Nueva es de estilo cistercense. En su parte exterior sorprende bastante y a mí lo que más me llama la atención es el tono rojizo de la piedra en la que está construida. La portada – la iglesia tiene dos – tiene influencias de la arquitectura hispanomusulmana. La portada principal, en la fachada oeste, tiene arco apuntado y tres arquivoltas Con contrafuertes a modo de torreones, frente a esa fachada no te esperas lo que vas a encontrarte en el interior.

Para empezar, te encuentras con un rosetón del que queda solo la silueta y que desde fuera pues sí, impresiona porque es bastante grande, pero es que cuando entras, y antes no te acostumbras a la oscuridad en la que está sumida la sala, ese rosetón, o la imagen que se proyecta de él debido a la luz que se filtra por el espacio abierto en la fachada, es lo único que puedes percibir. Es como una aparición.

Cuando tus ojos se acostumbran a la luz – será que ese día el cielo está muy despejado y nos ha cegado – ven ante sus ojos una construcción única en la Península Ibérica. Siendo un claro ejemplo de arquitectura de transición del románico al gótico, tiene también gran influencia de la arquitectura hispanomusulmana, por lo que hace a este lugar algo único.

La planta basilical sin crucero hace que el espacio se torne amplio, enorme. El vacío es inmenso, pero eso hace del templo un lugar mucho más imponente. Lo curioso es que desde el exterior no percibes la magnitud del espacio, y es que los ábsides quedan adosados al muro del castillo, por lo que no los observas desde el exterior. Eso hace que el factor sorpresa sea mucho mayor.

En tanto que se trata de una construcción cistercense, la austeridad es uno de sus mayores rasgos, y eso se puede ver en sus pilares cilíndricos de escasa decoración, a lo sumo algunas formas geométricas.

Pero si hay algo que destaca en la iglesia, y es lo que la hace especial, son sus cubiertas abovedadas hechas en ladrillo ya que son las únicas de este tipo que se han encontrado en la arquitectura medieval de la Península Ibérica. Posiblemente se trate de herencia mudéjar y andalusí.

En la iglesia también hay restos de policromía en la ventana que unee el ábside central con el ábsíde lateral que da al sur. Esas pinturas imitan la forma de azulejos y parece que los restos son originales de la época de la construcción de la iglesia. Además, hay otros restos de pinturas en el interior de los ábsides, pero esos no se cree que daten de la época de construcción si no de cuando los Reyes Católicos o posiblemente de Felipe II.

Hay también capillas funerarias importantes, ya que la iglesia pasó a ser panteón de los nobles castellanos que habían sido Maestres y Comendadores Mayores de la Orden. Entre otros fueron enterrados Gonzalo Núéz de Guzmán o Pedro Girón, pero nada queda de estos sepulcros en la actualidad.

Pero más allá de los detalles artísticos, de su importancia histórica o su singularidad arquitectónica, esta iglesia es espectacular. Como todo en el císter no tiene nada y lo tiene todo. Austera hasta decir basta pero qué preciosidad, oye.

El Castillo

Aunque llevamos todo el rato diciendo que estamos en un castillo, todavía no lo hemos pisado estrictamente. Este espacio se encuentra en la parte más alta del cerro, y hoy en día llegamos a él atravesando un antiguo cementerio. La verdad es que observar esta parte del recinto, aunque haya sufrido bastantes desperfectos a lo largo de la historia, es impresionante: parece que salta directamente de la roca.

Cuando nos metemos en el castillo llegamos a un espacio que nos gusta muchísimo: se trata del patio de armas. Es un espacio rodeado por arcos y que da a las habitaciones del Gran Maestra, y debajo de éstas se encuentra el aljibe. Para subir a la Biblioteca y el Archivo, un poco más arriba, lo hacemos por unas escaleras de caracol que, aunque son modernas, nos parecen de lo más curiosas – y divertidas.

Desde ahí acabamos subiendo a lo alto de la torre, desde la que se tienen unas vistas impresionantes de todo el entorno y desde la que se percibe el vecino – y ya mencionado – Castillo de Salvatierra.

Nos quedamos un buen rato ahí, disfrutando de las vistas, caminando por la terraza, deleitándonos con todo el espacio que hay frente a nosotros. Somos pocos en las alturas, y eso permite que la experiencia sea mucho más auténtica. No hay nada como viajar fuera de temporada y a lugares que son poco frecuentados por turistas – cosa que no quiere decir que no merezcan la pena.

Deshacemos el camino, descendemos por la escalera de caracol y volvemos a pasar por el patio de armas. Salimos a la parte exterior del castillo, y paramos cerca del claustro, del que hoy en día apenas queda nada. Solo las bases de lo que fueron antaño columnas. También nos fijamos en la puerta norte de la iglesia – que antes no habíamos visto –, siendo ésta mucho más interesante que la anterior debido a las dovelas que se alternan en color oscuro y claro que, si has estado en la mezquita de Córdoba, seguro te recordarán a ella – y, por extensión, a la arquitectura califal.

Nuestra visita al castillo, en este punto, está llegando a su fin. Damos una última vuelta por el recinto y nos despedimos de él. Cuando nos cuesta marcharnos de un lugar eso significa que ha valido mucho la pena acercarse hasta él, y este es el caso de Calatrava la Nueva. La visita no dejerá indiferente a ningún amante de la historia medieval y la arquitectura de dicha época. Otro castillo que mola. Verificado.

Más información

💰Precio💰 y ⌚️horarios⌚️

De Abril a Septiembre:
Lunes Cerrado
Martes a Viernes 11 a 14 / 17:30 a 20:30
Sábados 10 a 14 / 17:30 a 20:30
Domingos 10 a 14 / 17 a 21

De Octubre a Marzo:
Lunes Cerrado
Martes a Viernes 11 a 14 / 16 a 18
Sábados 10 a 14 / 16 a 18
Domingos 10 a 18


Tarifas:
Entrada General : 4€

Aprende más sobre el castillo

http://www.castillodecalatrava.org/

https://www.aldeadelrey.es/

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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