Berlín, la capital alemana, fue finalmente nuestro destino secreto. Secreto para mí (Marina) ya que este viaje ha sido un regalo de Juanjo por mi 30 aniversario – los pobres también viajamos, y nos hacemos viejos… A título personal, y como excepción dentro de la tónica general de este blog, quiero agradecer a Juanjo la decisión tomada al elegir Berlín como destino. He descubierto gracias a él, y junto a él, una ciudad magnífica, maravillosa, alucinante, increíble, fascinante. Gràcies Juanjo, una vegada més, per portar-m’hi.
De Berlín nos hemos traído gran cantidad de sensaciones y sentimientos, y ninguno de ellos es malo. Berlín nos ha sorprendido, muchísimo. A prioriya parecía un buen destino para un político politólogo y una filósofa política, pero jamás llegamos a pensar que sentiriamos y viviriamos lo que allí sentimos y vivimos. Berlín ha sido para nosotros todo un descubrimiento, nos hemos encontrado con una ciudad viva, de lunes a domingo, activa, cosmopolita. Una ciudad tolerante– debido a su triste y recinte historia –, una ciudad abierta, comprensiva, reflexiva. De Berlín nos traemos la voluntad de tender lazos, de seguir adelante, la fuerza de reconstruir y resurgir, cual Ave Fénix, de las cenizas. De Berlín nos traemos tolerancia, respeto y dignidad. De Berlín nos traemos la razón suficiente para gritar a los cuatro vientos que (re)conocer la Historia es necesario para (re)construir la vida. De Berlín nos traemos la voluntad firme de remendar errores y avanzar de forma mejor. De Berlín nos traemos muchísimas cosas, y todas ellas son buenas.
De Berlín nos hemos traído también mitos caídos, como que Alemania es un país caro y de gente poco calurosa. Bien sabemos, y somos conscientes de ello, que Berlín, debido a todo lo mencionado anteriormente, es una excepción dentro de Alemania, pero no queremos creer que lo sea tanto: los alemanes son amables y atentos; en Berlín puedes comer por cuatro perras e ir a comprar al supermercado como si el de tu barrio se tratase – en próximas entradas hablaremos de cómo comer en Berlín por cuatro duros.
Afegeix la llegenda |
En resumen, Berlín nos ha fascinado. Teniendo en mente el Muro, el Reichstag y la puerta de Brandenburgo y viendo 5 días como demasiados para estar en la ciudad, hemos acabado necesitando segundospara recorrer todos y cada uno de sus rincones y hacérnoslos nuestros. Porque eso ha despertado Berlín en nosotros: la sensación de ser ya un pedacito de su historia. Danke Berlín, volveremos.
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