Colliure, Collioure y también Cotlliure, es una pequeña localidad en el sur de Francia cuna de arte y reposo de poetas. Una población totalmente mediterránea, vibrante y colorida que ofrece un patrimonio histórico relevante en la que se palpa ese savoir-faire tan francés.
A pocos kilómetro de la frontera, y bordeando el Mediterráneo, encontramos Colliure, pueblo al que vamos como colofón a nuestro viaje por Occitania en el mes de junio de 2019. No tenemos, a priori, pensado visitar este pueblo, pero como nos viene de paso – más o menos – y yo tengo muchas ganas de visitarlo, finalmente decidimos dar un alto en el camino antes de llegar a casa.
Como digo, Colliure está en Francia, aunque históricamente se había enmarcado en la comarca del Rosellón, de ámbito lingüísticamente catalán y perteneciente a la corona de Aragón, y que corresponde a lo que se conoce como Catalunya Nord. No voy a meterme aquí en un berenjenal con distinciones territoriales, de modo que voy a apuntar solo esto para que se entienda un poco mejor el destino a visitar.
Nosotros, como digo – y debido a mi insistencia – visitamos Colliure para poder visitar el cementerio y mostrarle nuestros respetos a Antonio Machado. No será la primera vez que visitemos localidades en las que la presencia de Machado es, a día de hoy – y espero que esto no cese – importante; me refiero a Baeza y Soria.
Machado y Colliure
La razón por la que Machado acabó en Colliure es algo que todo el mundo conoce: era republicano y tuvo que huir del franquismo. Así, partió de Barcelona, sin casi un duro en su bolsillo, y junto a su madre, su hermano, cuñada y algún familiar más – y otras 450.000 personas, lo que se conoce como «Retirada» -, para llegar a la localidad francesa de Colliure. Machado, allí, fue a parar La Casa Quintana, una pensión emblemática en la que se alojaban artistas, y que muy amablemente – y de manera altruista – acogió al poeta y a su madre.
Machado, tras un mes en tierras francesas – ya había llegado allí enfermo – moriría. Su madre lo haría unos días después; el primero moriría el 22 de febrero de 1939, su madre el día 25. Sus vidas se apagaban pero el recuerdo empezaba a ser eterno.
La tumba de Machado
La tumba de Machado es fácil de encontrar si te acercas al cementerio de Colliure: flores y banderas inundan el sepulcro del poeta sevillano y de su madre. Además, ese año 2019 se cumplen 80 años de la muerte del poeta y son diversos los homenajes que se le realizan, así que los elementos de recuerdo mayores de lo normal. No hay atisbo de duda.
En este enlace podéis escuchar el podcast de Concostrina en «Acontece que no es poco» que cuenta la historia de la llegada de Machado a Colliure.
Llegar hasta la tumba de Machado me produce una profunda emoción. Siempre tiendo a emocionarme en espacios como éste, en los que la Historia se presenta con toda su fuerza y arrolla nuestro espíritu. El cementerio de Colliure no es para menos, aunque sea un lugar sencillo, nada monumental. El mero ser del hecho trascendente del exilio republicano confiere al espacio un sentido especial. No es solo el lugar de reposo de un poeta «famoso», el más joven representante de la Generación del 98, se trata de un ser humano que tuvo que huir ya no para vivir en condiciones sino, y también es importante, dejar de hacerlo de una manera digna.
En la página web de turismo de Collioure tienen una ruta por los lugares indispensables relacionados con el poeta español (enlace aquí).
Pero Colliure no es solo Machado, aunque Machado en Colliure es una gran cosa, y algo que llamará la atención al viajero, y si el viajero es como nosotros, es el Castillo Real.
El Castillo Real de Collioure
Y sí, nos llama la atención porque, como he dicho, a Colliure no vamos estudiados, nos presentamos a pelo. Claro está que algo conocemos, artistas, su historia, pero para nada tenemos en cuenta qué sitios se pueden visitar. De hecho no tenemos claro si podremos entrar en el cementerio, pero arriesgamos. A veces arriesgarte te da buena cosecha y a nosotros, para terminar nuestro viaje entre castillos y pueblos de cuento acabaremos visitando un último castillo que perteneció a los condes del Rosellón, luego pasó a manos de los reyes de Aragón, se unió al reino de Mallorca en el año 1343 para convertirse en residencia real.
Su historia continúa entre guerras y afrentas, destrucciones y construcciones, nuevas fortificaciones y cambios estéticos para acabar convirtiéndose – y unimos así con Machado, su historia, y la de tantos españoles – en prisión el año 1939. Y no una prisión cualquiera, sino en (ojo al eufemismo) el primer campo disciplinario para refugiados republicanos españoles. Algunos de los presos en Cotlliure lo fueron por «haber facilitado la fuga de comunistas españoles y haber manifestado ideas extremistas». La Francia de la libertad… Los hombres sospechosos podían ser enviados a Colliure para estar bajo una vigilancia especial que acabaron contándose por más de 200.
Puedes leer más sobre el episodio del castillo como «campo disciplinario» en este enlace (está en francés).
Ya he mencionado que nosotros no tenemos planeado visitar nada, pero por 4 € que cuesta la entrada – y teniendo en cuenta lo caros que eran los castillos en el Périgord – decidimos visitar la fortaleza, que es de grandes dimensiones, por lo que la visita se alarga hasta algo más de una hora.
En 🖱 este enlace tienes los horarios, precios y toda la información que necesites para visitar el catillo.
Cuna del Fauvismo
Una vez terminamos con el castillo nos adentramos en el casco histórico de la localidad. Todavía, a día de hoy, se respira ese aire bohemio que hizo de Collioure un lugar célebre donde numerosos pintores se reunían. En el año 1905 Matisse decide irse a Colliure para dar un giro a su carrera y se convierte en su principal fuente de inspiración. El contacto entre pintores de la zona, así como otros la llegada del artista André Derain permiten que en esta pequeña localidad mediterránea del sur de Francia surja una nueva forma de ver y hacer pintura: no se va a centrar en replicar la realidad sino a reproducir emociones.
Matisse y Derain exponen en París sus obras que producen un tremendo escándalo, la fuerza del color y lo inacabado de las obras no se entiende entre el público. Grandes obras hay entre bestias – fauves – dicen algunos. Ha nacido, para romper con todo lo anterior, el fauvismo.
Es tan importante el Fauvismo en Colliure que tienen una casa dedicada a él, que puedes visitar, y que creo recordar haberlo hecho de forma gratuita. La Maison du Fauvisme se encuentra al lado de la oficina de turismo y es una parada interesante si te gusta el arte, y puedes contratar algunas de sus experiencias – visitas guiadas y actividades semejantes – relacionadas con el fauvismo y la localidad – a un precio de 10 €.
Refugio de artistas
Pasear por Colliure es pasear entre artistas, o entre el recuerdo de los mismos. Son distintas las reproducciones de cuadros las que podemos encontrar por las calles – sobre todo en el Quartier Mouré, antiguo barrio de pescadores -, y también los talleres de artistas que a día de hoy se sirven de Colliure como inspiración. Si paseas por sus callejuelas encontrarás múltiples pequeños talleres en los que pintores, escultores y otros creadores exhiben sus obras – y que puedes adquirir si te place.
El arte está presente en todos y cada uno de los rincones de este bonito pueblo, y a mí me da por pensar cómo sería el ambiente en aquellos albores del siglo XX, cuando grandes artistas se juntaron en tan poco espacio y empezaron a pensar sobre qué era el arte, sobre su futuro y de qué modo debían abordar sus obras. Qué atrevido fue cambiar los esquemas y dar un nuevo aire a algo tan encorsetado – aunque creamos todo lo contrario – como el arte y su manera de hacerse. Reglas, perfección… ¿por qué no hacer de lo artístico un espacio de libertad?
Tampoco debes perderte
El puerto de pescadores, con su ambiente calmado, marinero. También la Iglesia de Santa María de los Ángeles, con esa torre-campanario tan singular. Ni la playa, que siendo muy pequeña – a vistas de quienes viven cerca de localidades con playas inmensas – que tiene un encanto muy especial.
Pasear por las calles sin rumbo fijo, entre casas coloridas, con un helado bien fresquito en la mano, es algo que puedes – y a mi juicio, debes – hacer en Cotlliure. Puedes, también – pero eso nosotros ya no lo haremos por falta de tiempo – acercarte hasta el Museo de Arte Moderno o el Fuerte- Saint-Elme, en lo alto de la colina.
Sin duda Colliure, y eso nos queda claro después de la visita, es uno de esos lugares que valen mucho la pena y que merecen de una visita algo más pausada que la nuestra. No estaremos muchas horas allí, y la mayor parte del tiempo la pasaremos en el castillo. Hubiéramos querido tener más tiempo para hacer una visita con calma, pero todavía nos quedan unas cuantas horas de viaje y después de estar casi dos semanas dando tumbos por Francia es hora ya de llegar a casa.
Colliure será un pequeño gran fin de fiesta que nos anima a volver al país vecino una y otra vez. Con sus luces y sus sombras Francia es un país fascinante. Lo último que haremos aquí, aunque haya hablado de ello primero, es ir a presentar nuestros respetos a don Antonio, y no solo a él sino – y de forma simbólica – a todas aquellas gentes que tuvieron que marchar – sino morir – por defender la palabra libertad, la verdadera palabra libertad.
Más información
Además de los enlaces que he ido insertando a lo largo del artículo, os recomiendo que os paséis por la 🖱 página oficial de turismo de Collioure donde encontraréis toda la información necesaria para organizar vuestra visita.
Si queréis disfrutar de el pueblo como toca os recomiendo que invirtáis algo más de tiempo del que nosotros invertimos, y que lo hagáis de una manera tranquila, pausada, que es como se degustan los sitios como éste.
Interesante localidad con mucha historia.
Muchas gracias por compartir estos lugares.
Muchas gracias a ti por leer el artículo.
Sin duda hay que visitar los lugares como Colliure.