Soria es tierra de contrastes y Somaén es un claro ejemplo de éstos: a derecha monte pelado, a izquierda, un vergel. ¿Queréis ir a Somaén con nosotros? Si es así, seguid leyendo.
Desde Medinaceli, y habiendo pasado ya por el Monasterio de Huerta, continuamos nuestra ruta entre tierras leonesas y manchegas hacia Somaén, un pequeño pueblo enclavado en el partido judicial de Almazán y que es una auténtica maravilla.
Parece que Somaén existe desde hace 4 600 años, y que son muchos los pobladores que se han asentado en su tierra. Y no es de extrañar porque el río Jalón, que transcurre a sus pies, dota al lugar de recursos hídricos que no se encuentran en tierras cercanas. Y es gracias al río que Somaén se convierte en oasis. Oasis a un lado de la carretera, ya que si nos fijamos en el lado contrario, más que un oasis, parece el oeste (americano).
Atravesado el puente que nos ayuda a cruzar el río – que podéis ver en la primera imagen del artículo -, Somaén se empina hacia lo más alto, donde podemos encontrar el viejo castillo – o lo que queda de él -, y llegar hasta la fortaleza es lo de menos: aquello que realmente merece la pena en Somaén es dar un pausado paseo, tranquilo, y disfrutar de su increíble arquitectura rural.
Entre las bellas casas de piedra que dan forma al lugar, las calles empedradas – pero empedradas de verdad – suben y bajan entre casonas de paredes con madera entramada y soportales que resguardan del frío en los crudos inviernos que se dan en la región.
En la localidad, además, encontramos la Parroquia de Nuestra Señora de la Visitación y también la Ermita de la Soledad aunque aquello que fascina realmente de Somaén se encuentra en su entorno, en la naturaleza, y en como el hombre ha sido capaz de convivir en armonía con ella hasta llegar a nuestros días de un modo tan bello y tranquilo.
Para llegar a Somaén debemos ir por la antigua N-II y desviarnos a la altura del km. 164. Seguid las indicaciones y creeréis haber llegado al Paraíso.
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