Sí, sabemos que todavía es octubre y no bajamos de los 30º en València a pleno día. Sí, sabemos que quedan casi 3 meses para que termine el año, pero aquí Juanjo y una servidora tienen ya planeado qué van a hacer en Fin de Año.
De hecho, ya tenemos el alojamiento reservado y las rutas casi – casi – cerradas. Después de estar un par de meses – sí, empiezo muy pronto, porque la culpa es mía… – mirando dónde podemos ir y dónde no, sobretodo debido a nuestro escaso presupuesto, nos hemos decidido.
Teníamos planeados varios lugares, pero no encontrábamos nada que nos permitiese estar más de un par de noches. Nuestra primera opción había sido la zona de Montsegur y Foix, para así terminar la ruta cátara del año pasado. Pero había un par de cosas que nos echaba para atrás:
- la nieve
- el precio del alojamiento
A todo esto debíamos sumarle lo que nos vamos a gastar en gasolina y comida, por lo que, ya sabéis, buscamos un lugar con cocina, que encontramos pero no por menos de 50 euros. Descartada la zona, sobretodo, por el miedo a no poder disfrutar de los castillos debido a la nieve, buscamos otro destino: Pau. Pero otra vez teníamos el mismo problema: la nieve. Así que descartamos Pau y sus alrededores – tiene lugares realmente encantadores – para otro momento – tal vez en primavera y verano – y decidimos quedarnos en España.
Empezamos a mirar de nuevo y nos propusimos no hacer más de 500 km desde el lugar de partida – más o menos, lo que haríamos hasta Francia – así que tirando de Google Maps situamos nuestros pueblos y dijimos: ¿qué nos queda por ver que esté cerca? … (silencio incómodo). Nos damos cuenta que son pocos los lugares cercanos a los que podamos ir un par de días y no hayamos estado antes – es lo que sucede cuando al este tienes el mar…
Problema gordo – todos fueran como éste, oye. Así que decimos: bien, ¿y si salimos de València? (donde residimos la mayor parte del año). Bien, con València, y mirando el este, tenemos el mismo problema: el mar ¿Y hacia el oeste? ¿O el sur? Ostras… está Extremadura, e incluso Salamanca. Y podríamos ir a Granada – mucho mejor en invierno que en verano. Con Estos tres destinos en mente, empezamos a mandar correos electrónicos a las oficinas de turismo de los distintos lugares y empezamos a recibir información, no sólo en el e-mail, sino también en el buzón de casa. De hecho, tenemos una cantidad ingente de información procedente de Extremadura. Y es Extremadura quien gana… hasta el momento en que se me ocurre mirar de nuevo el mapa y digo: ¿Y Soria? E indagamos la provincia de Soria, y vemos que está tan cerca, y tiene cosas tan preciosas que, señores, el fin de año… ¡lo vamos a pasar en Soria!
Sí, ya tenemos buenas botas de nieve y buenos abrigos…
¡Ah! Y se apunta también a la ruta Aragón. Otro día contamos el planning soriano-aragonés. Lo importante ahora es que ¡ya tenemos destino!