Ruta senderista hasta «La Caixa», en Beceite (Matarraña)

La comarca del Matarraña, además de ser un lugar plagado de pueblos preciosos, es un territorio de una naturaleza exuberante en el que pueden realizarse múltiples rutas senderistas. Una de ellas es la subida – o intento de subida – a «La Caixa», una cima plana a unos mil metros de altitud entre Beceite y Valderrobres.


La Caixa, junto al Periganyol, son dos de los picos más altos de la comarca del Matarranya – en Teruel – que no destaca, justamente, por la altitud de sus montes, pero sí por la cantidad de los mismos. Els Ports de Beseit – o Puertos de Beceite – son un macizo montañoso que hace de frontera entre el valle del Ebro y el Mediterráneo. De carácter abrupto, las montañas son acompañadas por múltiples barrancos y ríos. A un lado y otro de las comunidades autónomas los paisajes impresionantes se suceden, y son múltiples las rutas que pueden realizarse, y de diversas dificultades.

El punto más alto de Els Ports de Beseit, como digo, no está en Beceite, sino en el Monte Caro, en Roquetes – Tarragona – siendo, además, el punto más alto de esta provincia catalana. Pero no es al Caro a donde vamos a ir hoy; nuestro destino es La Caixa, que se encuentra entre Beceite y Valderrobres.

La Caixa – caixa se traduce al español como caja – es, como digo, una cima que no va más allá de los 1.000 metros de altitud y a la que se asciende tras una caminata de unos 40 o 50 minutos. El ascenso hasta la base de la cima no conlleva demasiada dificultad, aunque bien es cierto que en su primera parte el ascenso es continuo y de dificultad moderada, por lo que si caminas a buen ritmo vas a sudar un poquitín.

El relieve de La Caixa es lo que le confiere el nombre: de aspecto casi geométrico, su cima plana te recuerda a una especie de planeta del espacio exterior – el Planeta Namek, dice JJ al verlo. Lo curioso de La Caixa es justamente acceder hasta ese valle en las alturas desde el que dicen se tienen unas vistas espectaculares. Dicen, y seguiré – yo, al menos – fiándome de las palabras de los demás porque no voy a ver desde las alturas absolutamente nada.

Cómo llegar

Para comenzar la ruta tenemos que acercarnos hasta los alrededores del Embalse de Pena, un embalse que data de principios el s. XX y cuya construcción supuso la anegación de varias masías aledañas. Acceder a él no es complicado, nosotros lo hacemos por la pista que va entre Fuentespalda y Valderrobres, y llegamos en coche, aunque bien es cierto que la mejor opción – por cómoda – es la que parte desde Beceite.

Si escoges acceder por donde nosotros, y en primavera, te vas a encontrar con unos paisajes hermosísimos llenos de vegetación baja, con muchas amapolas y flores silvestres que pintan todo de colores vivos. También te encontrarás, y eso es lo menos bueno, con un firme en mal estado, estrecho y con muchas curvas. Y un túnel al final que te abre a un nuevo mundo, el mundo del pantano de Pena.

La zona del pantano de Pena, desde nuestro punto de vista – y sin ir con ellos -, es un buen lugar para visitar con niños ya que es un espacio amplio, bonito, tranquilo y de fácil acceso.

Pero vayamos con la subida a La Caixa, que es lo que aquí importa.

Subir hasta La Caixa

Lo primero que tenemos que hacer para llegar a la cima es encontrar el inicio de la ruta. No es difícil: desde Beceite o desde el pantano, buscar el mas de Ferràs, a unos 3 kilómetros del pueblo y a unos 1000 metros más o menos del Pantano. En ese punto dejas el coche – aunque puedes ir andando desde el pueblo o desde el embalse, si es que tienes tiempo y te apetece – y sigues las señales.

Debo decir aquí que de las últimas rutas que he hecho – y no son pocas – ésta, la que lleva hasta La Caixa, es de las mejor indicadas que he encontrado. Subir hasta La Caixa no tiene pérdida, esta todo muy bien señalizado: los cruces, las bifurcaciones… TODO. Enhorabuena por ello a quien corresponda.

La primera parte del sendero no tiene ningún tipo de dificultad y desde el inicio del camino se ve ya el lugar que vas a conquistar. Caminas por una senda de tierra en buenas condiciones y a tras unos centenares de metros empieza la subida.

La subida es evidente y algo pronunciada. La senda es estrecha pero no ofrece dificultad alguna excepto en algunos puntos pedregosos que debes dar algún salto, pero nada más. En todo momento te acompaña la imagen del Embalse de Pena que va a ser mucho más evidente a la bajada. Cuando llevamos más o menos un kilómetro llegaremos hasta la solana de La Caixa, donde encontraremos una pequeña balsa de agua y flechas que nos indican que debemos seguir hacia la izquierda.

Continuamos ascendiendo – si no os lo tomáis con calma vais a sudar la gota gorda – y cuando llevemos algo más de kilómetro y medio de camino encontraremos de nuevo una señal: la bifurcación que parte hacia el Periganyol – a la derecha – y la que lleva hasta La Caixa – a la izquierda. En un primer momento tenemos pensado ir hasta el Periganyol y luego subir hasta La Caixa, que sería añadir a la ruta unos 500 metros más. No lo hacemos porque vamos algo justos de tiempo y luego debemos ir a comer a Monroyo, y no queremos llegar tarde – los aforos y las reservas hacen que tenga que ser todo más cuadriculado. Así, seguimos hasta La Caixa y dejamos de lado la subida pronunciada para meternos de lleno en una zona llana en medio del bosque.

Esta parte de la ruta es maravillosa, los pinos están presentes en todo el recorrido junto a la vegetación baja. El olor a madera, en pleno mes de mayo, es persistente. Estos últimos metros antes de llegar a la base de La Caixa son los que más disfrutaremos de la ruta que es, toda ella, muy chula.

Llegamos, por fin, al inicio del fin de la ruta. Bordeamos La Caixa por la parte derecha caminando por un sendero que se abre entre los riscos producidos por el promontorio rocoso. Al final del sendero, y a mano izquierda, encontramos la cadena con la que debes ayudarte para subir a lo alto de La Caixa. Y aquí es cuando vienen los problemas: de las 5 personas que formamos el grupo, solo una de ellas – que será JJ – se atreverá a subir.

Voy a decir aquí que me entero después que esa cadena está puesta ahí para que subas con mosquetones y arnés, pero de eso, en el momento de la subida, no sabemos nada. Yo tengo vértigo, si me leéis en otros espacios virtuales en los que escribo lo suelo decir bastante, y no me fío de mi propia cabeza, por lo que decido quedarme a los pies de La Caixa. El resto de excursionistas tampoco lo ven claro, aunque hacen un primer intento que las lleva a subir un par de metros, pero entienden que pueden fallarles las fuerzas y la bajada no la ven clara.

JJ ya está arriba del todo, el no tiene problema en subir – más que la fuerza, a veces, es importante la confianza – y arriba se encuentra con otros excursionistas mucho mayores que nosotros que han subido sin problema. El resto nos esperamos en la base de La Caixa y desayunamos. Yo camino un poco por la ladera del monte para disfrutar de las vistas del embalse desde allí arriba.

JJ, finalmente, desciende sin problema, así como lo hacen el resto de personas que estaban en lo alto de La Caixa. Hablamos con ellas y nos cuentan que pocos meses atrás alguien que intentaba subir resbaló y acabó en tragedia. Más tarde busco la noticia y sí, es cierto, y es cuando me entero que aquello está hecho para que subas con arnés y mosquetón.

Deshacemos el camino, disfrutando otra vez del bosque para emprender la bajada que se hace más pesada que a subida, ya que debes ir con cuidado. Como he dicho antes, las vistas del pantano son ahora mucho más evidentes y acompaña durante todo el recorrido, así como la silueta de los pueblos vecinos y también la imagen de las montañas. Llegamos al inicio del sendero y vamos hasta el embalse para verlo de cerca.

Acabaremos la excursión en Beceite, donde queremos tomar una cerveza, pero preferimos dar una vuelta por el pueblo primero y ya nos quedaremos sin cerveza porque nos esperan para comer en Monroyo (decidimos comer en Monroyo porque está más cerca de nuestro pueblo, a donde regresaremos tras la comida).

Monroyo

La excursión, a pesar de no haber subido al Periganyol ni tampoco haber conseguido conquistar todo el grupo La Caixa ha valido mucho la pena. El Matarranya es bonito de por sí, pero es que en primavera es una explosión de color. Nos queda, para cuando aquello sea un poco más seguro – y creo que lo será en un futuro – subir hasta el Planeta Namek, y ya de paso alargar la excursión hasta el Periganyol.

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Consejos

Esta excursión no llega a los 6 kilómetros, no es muy exigente pero si de dificultad moderada. Debes llevar buen calzado, agua y algo de comida. Y debes ser prudente y no arriesgar si no te ves con fuerzas para subir hasta lo alto de La Caixa.

Como digo JJ no es el único que sube, de hecho en el camino de vuelta percibimos a un grupo de 4 personas que está caminando por la cima. Esta excursión es muy frecuentada por senderistas y montañistas pero vale más tener cabeza que un buen susto. Si como me sucede a mí no tienes la confianza suficiente para subir no tienes porque hacerlo, que no pasa nada.

Otra de las rutas famosas que hay por la zona es la del Parrizal de Beceite [puedes leer nuestra experiencia 🔗visitando este enlace] que ahora está muy frecuentada y tiene un aforo máximo de 85 personas – esto cambiará, espero, cuando termine el Covid. Debes saber que para estacionar tienes que pagar 10 euros por vehículo o, si quieres, dejarlo en el pueblo y caminar 6 kilómetros de más al ir y al volver. En un principio nosotros queríamos hacer esa ruta pero las restricciones de aforo y todo el lío de tener que apuntarte nos echó para atrás. Como está cerca ya lo visitaremos en un futuro.

También puede que te interesen los pueblos del Matarraña, y 🔗en este enlace te hablo de algunos de los pueblos que podrás visitar cerca, entre ellos Beceite.

Espero que te animes a realizar esta ruta y que la disfrutes – siempre con cabeza.

@lospobrestbviajamos

"La Caixa", uno de los lugares más curiosos del ##MatarranYA y un mirador excepcional. ##matarraña ##tiktoktravel ##travelbucketlist ##nature

♬ Ang Pinagmulan – IV Of Spades

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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