Cuando Juanjo y yo empezamos esta aventura de ver mundo – aunque sea a pasos bien pequeños – hicimos una lista de algo que nos apasiona: los castillos medievales. En ella aparecían todos los castillos de España que nos gustaría visitar en esta vida, lista bastante larga – igual que la de las catedrales góticas – y que, increíblemente, cada vez va siendo más corta porque vamos tachando deseos cumplidos.
El castillo de Loarre, o el Alcázar de Segovia, estaban en nuestra mente y ya hemos podido disfrutar de ellos. Otros, como el de Manzanares el Real o el de Butrón, todavía están en nuestra lista pendiente desde el día que la hicimos. Y es el Castillo de Butrón el que ahora mostramos, enlazando un poco con la entrada anterior de ¿futuribles? al ser lugares cercanos.
El Castillo de Butrón en el municipio bizkaino de Gatika es de origen medieval, pero su aspecto actual lo debemos a una profunda reforma hecha en el s.XIX – que nos recuerda a los castillos de Baviera. La construcción es un edifico muy singular, hecho más bien como divertimento, y apartado un poco de la función de vivienda o fortaleza que tendrían los castillos – podríamos decir – auténticos. Y ese poco énfasis en la funcionalidad hizo que se construyera algo estéticamente muy curioso – recordemos al Rey Loco – y digno de visita. Pero este castillo, originalmente en manos de la familia Butrón, tiene además de sus 2.400 metros cuadrados de superficie, un territorio total a su alrededor de 35.000 metros cuadrados que constituye un verdadero parque con una cantidad enorme de árboles y plantas exóticas.
Este castillo, a día de hoy, está en venta – si además de poder ir hasta allí tienes 3.500.000 de euros, pues puedes comprarlo -, y su estructura interior está bastante cambiada ya que se ha adecuado para grabaciones de películas y también se usó durante un tiempo como marco para fiestas de carácter medieval. Obviando esto, es un lugar de obligada visita – aunque no tengamos demasiado claro que puedas ampliarla hacia el interior – para nosotros y que esperamos tachar no dentro de mucho tiempo de nuestra lista de deseos.
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