Jaca – retorno a casa (tercera parte)

Después del alto en el camino para disfrutar con la Tinença, continuamos con la preciosa Jaca y los lugares de los Pirineos.

Domingo 4 de agosto.

Descansados nos despertamos; ducha, recogemos los trastos y los dejamos en el coche. Vamos hasta el otro edificio para desayunar, y aprovechamos para devolver las llaves de la habitación. El salón de desayuno está llenísimo ya que parece que se han hospedado muchos de los que participan en el Festival. Hay, a esas horas de la mañana, ya un ambiente increíble en la ciudad. El desayuno es copioso, y delicioso. Nos hartamos, literalmente, hasta reventar. 
Decidimos salir a la calle, y pasamos por la oficina de turismo – muy cerca de allí – para preguntar por sitios cercanos que ver cerca de la ciudad y ya de camino a casa. Cuando llegamos, está hasta la bandera de gente y nos toca esperar un buen rato.Allí nos dicen que podemos visitar San Juan de la Peña, pero como hemos dicho ya, queremos dejarlo para un próximo viaje. También nos dicen que podemos ver Los Mallos del Riglo, que ya hemos visto. Entonces le comentamos que queremos pasar por Aínsa, y nos comenta que en vez de coger la carretera principal, podemos ir por secundarias, que han acabado de arreglar, y darnos un paseo por los pueblos de los Pirineos. Nos entregan un mapa de la comarca – así como de Jaca – y cogemos diversos folletos de la zona. Hay muchas cosas que hacer por allí, sobretodo, y en verano, deportes de aventura. Evidentemente, no vamos preparados para ello, y tampoco tenemos tiempo, de modo que decidimos elegir el rodeo por los pueblos de los Pirineos por carreteras secundarias. Aclarados estos conceptos, salimos de la oficina y vamos a dar una última vuelta por la ciudad, que está muy animada. Vemos cosas como ésta:

Ya viendo que se va haciendo tarde, decidimos montarnos en el coche, no sin antes decirle un hasta luego a Jaca. Decidimos, en ese mismo momento, que volveremos. Lo de repetir destino no  está nunca en nuestros planes, porque hay muchas cosas que ver en este maravilloso mundo; pero el ambiente de Jaca y de su festival nos ha dejado verdaderamente prendados. A posteriori nos enteramos que el Festival es bianual, todos los años impares, de modo que hasta 2015, nada. Antes de subirnos al coche, aprovechamos para dar un paseo final por el parque de la Ciudadela – la fortificación no la visitamos, ya que lo que había en el interior no nos interesaba demasiado.

Nos subimos al coche un poco tristes por tener que marcharnos ya, pero con ganas de ver que nos encontraremos hasta casa. No son más de las 12.00h del mediodía, tenemos hasta casa, en línea recta, menos de 4 horas, pero vamos a dar un buen rodeo y aprovechar al máximo el día. Enchufado el GPS, y ponemos como próxima parada Biescas, creo recordar, porque paramos en bastantes lugares y extasiados por la belleza de los mismos, ni me acuerdo cómo se llamaban. Aún así, decir que ese territorio es precioso en toda su extensión, así que vayas donde vayas, vas a encontrar algo precioso.

Hasta aquí, desde Jaca, son 30 km, y unos 25′.
La carretera hasta allí es bastante tortuosa, estamos a una altura más que considerable y zona de montaña, pero aún así es bastante transitable. Yo tengo vértigo, y lo paso fatal cuando veo cortes enormes a mi derecha si vamos en coche – o en cualquier otra cosa… sólo estoy bien si ando, y sola -, pero esos paisajes son tan terriblemente maravillosos que me daba todo un poco igual, la verdad..
Como estamos cerca de Ordesa decidimos ir hasta allí e intentar visitar el parque, aunque sea sólo un poco. Al llegar, desistimos, ya que son más de las 15.00h y se encuentra cerrado, o nosotros no somos capaces de encontrar como entrar. Además, el párking está a rebosar de coches y nos está entrando ya hambre – el desayuno ha sido tan copioso que ni cuenta nos habíamos dado de la hora que era. Así, decidimos deshacer el camino y continuar por la carretera. Definitivamente, paramos en Broto, y buscamos un sitio para comer – lo traemos de casa. Como vemos que pasa el río por allí y la zona está habilitada para disfrutar de ella, cogemos el mantel picnic y nos montamos nuestro pequeño comedor. Es un lugar fantástico, muy fresco, y precioso. Comemos de lo más a gusto y decidimos que en la próxima expedición apuntaremos todos estos lugares para visitar, y andar. Son maravillosos.
Otros 28 km y otros 30′.
Terminamos nuestro bocata, nuestras aceitunitas y nuestro postre y nos vamos hasta Aínsa. Tenemos muchas ganas de llegar hasta allí ya que nos han dado muy buenas referencias de la ciudad, nos dicen que es preciosa y que si nos gusta lo medieval nos va a encantar. Al llegar, subimos hasta lo más alto del pueblo, y nos encontramos con un parking de pago – unos 2 euros todo el día creo recordar. No nos parece caro así que dejamos allí el coche y nos metemos de lleno en la Villa. Algo debíamos temernos ya cuando el parking está a rebentar: Aínsa es bonita, pero está llena de gente, y nos parece muy artificial. Supongo que en otra época del año, con menos gente, hubiéramos tenido otra percepción de la ciudad. Debe ser lo que le pasa a la gente cuando va a Carcassonne en verano y aquello es el parque temático del medioevo, y lo que nos pasó a nosotros (en próximas entregas) al llegar en diciembre y estar absolutamente solos. Aún así, decidimos recorrer la villa de la mejor forma posible (aquí podéis descargaros folletos turísticos). 
Como observaréis en la foto anterior (de la web de la villa), los paisajes para nada son tan espectaculares como los que hemos estado viendo hasta ahora. Pero la localidad sigue teniendo su encanto. Su Iglesia del s. XI es muy bonita, la entrada es gratuita, pero para subir a la torre tienes que pagar – no lo hicimos, tampoco nos parecían tan interesantes las vistas desde allí.
Debido a que tenía la cámara rota, y el exceso de gente le quitaba encanto al lugar, no hice ninguna foto, aunque hay un montón en internet de la villa. Os pongo un ejemplo de ellas para que os hagáis una idea de sus calles – que son muy bonitas, sí, pero lo dicho, tanta gente y tanta tienda…
Plaza de Aínsa
Una de sus calles
Lo dicho, la Villa es bonita, pero nos esperábamos más. Puede que el recorrido que veníamos haciendo por esos paisajes increíbles de los Pirineos nos sublimaran hasta tal punto que no pudimos apreciar lo bonito de este lugar en su totalidad.
Un poco cansados, porque hace calor, y sedientos, decidimos tomar algo. Nos sentamos en una terraza, la que nos parece menos cara, porque los precios están todos por las nubes. Creo que nos tomamos un par de tónicas y nos sale carísimo – no recuerdo cuanto. Un poco descansados, decidimos retomar el camino hasta casa. Queremos visitar algo hasta allí, pero lo que nos vamos encontrando no nos parece demasiado atractivo. Nos tomamos un café en Monzón y llegamos al fin de nuestro viaje, no sin antes apurar con el gasóleo, porque quisimos reposar en Lleida donde nos aparecía un lugar bastante barato, y que no encontramos. Suerte la nuestra que descubrimos, en Flix una gasolinera Guisona que tiene el gasóleo como 20 cts – si, lo habéis leído bien – más barato que en otros lugares (tendremos esta gasolinera como referencia cuando vayamos a Carcassonne en diciembre). Llenamos allí el depósito, y hasta casa.

Esta etapa han sido 292 km y aproximadamente 3h 30′.

Y hasta aquí nuestra pequeña escapada. Nos llevamos grandes recuerdos, y una experiencia que nos ha abierto las puertas a un lugar maravilloso. El próximo año tenemos ya reservadas esas fechas para visitar de nuevo la zona, y añadir rutas senderistas por Ordesa y otros lugares – añadiremos un par de días y lo prepararemos con más tiempo.
Esperamos que os haya servido de ayuda, inspiración… lo que sea. 
¡Disfrutad del camino!
Juanjo&Marina

Etapas del viaje
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