Una de las cosas que más nos gustó de uno de nuestros viajes a Francia fue transitar por las carreteras del país vecino casi sin tener un rumbo preestablecido. Ello se debe, claro está, a que cruzábamos Los Pirineos y que los paisajes allí, y en otoño, son espectaculares. Pero no solo los paisajes son espectaculares – y de vértigo –, sino que pegados a la carretera hay un puñado de pueblos preciosos que merecen una parada, aunque ésta sea breve.
Ya desde Jaca el paisaje comienza a ser abrumador y al llegar a Canfranc las vistas se convierten en un tentempié de lo que nos espera en la otra parte del túnel de Somport. En Canfranc, sea dicho de paso, debemos pararnos para ver su estación de tren y, si es de noche, mucho mejor ya que la iluminación le da un halo de misterio al lugar – más si cabe.
Cruzar Somport por el túnel – o Sumus Portus para los romanos – no tiene demasiado mérito, pero es de una comodidad extrema, así que después de transitar poco más de ocho kilómetros por las entrañas de la cordillera pirenáica, aparecemos en Francia como por arte de magia. Pero antes de hacer la primera parada, nos encontramos, a mano derecha viniendo desde España, con la impresionante fortaleza de Portalet [más info aquí], construida en el siglo XIX y de gran importancia durante la Segunda Guerra Mundial.
Borce
El primer lugar en el que pararemos será Borce, un pueblo en el que el camino jacobeo ha sido de gran importancia en la Edad Media. En el hospital de Saint- Jacques – hoy un museo dedicado al Camino de Santiago – podemos observar una cuidada arquitectura medieval, así como también en el resto de calles del pueblo que, dicho sea de paso, quedan empequeñecidas por la grandeza del paisaje.
Cette-Eygun
Otro de los pueblos que deben visitarse son Cette-Eygun, no tanto por los núcleos de población como por las vistas tan magníficas – dicen que una de las mejores – que se tienen del Pirineo. Además, en Eygun se encuentra la única iglesia románica del valle ya que pudo ser salvada de las guerras de religión que tuvieron lugar en la zona en el siglo XVI.
Sarrance
El tercero de los pueblos que os proponemos visitar es Sarrance, un pueblo de dimensiones reducidas, pero con una iglesia que destaca por encima de todas las construcciones, y que alberga la imagen de Nuestra Señora de Sarrance, imagen que hizo peregrinar a figuras tan ilustres como la de Luis XI – y muchas otras de anónimas. Y, ¿cuál era el motivo de peregrinación? Pues las mujeres lograban ser fértiles frotándose contra la piedra o roca de la Virgen.
Estas son nuestras tres propuestas, porque son las tres que visitamos, pero desde la misma carretera son muchos los pueblos que se pueden ver y en los que apetece pararse – y algunos otros que están escondidos tras las montañas. Los pueblos son: Urdos, Etsaut, Lescun, Less-Athas, Accos, Osse-en-Aspe, Aydius, Lourdios-Ichère y Escot. Cada uno de ellos tiene algo para ver, pero todos están enmarcados en un precioso paisaje que sorprende en cualquier época del año y aunque solo estéis de paso – como es nuestro caso – seguro que lo disfrutaréis muchísimo. Si decidimos hablar de estos lugares, que son lugares menores – turísticamente hablando -, es justamente por esto, que por ser menores son menos conocidos pero que, en realidad, son verdaderamente bonitos y que merecen, también, ser visitados
MÁS INFORMACIÓN
En los siguientes enlaces encontraréis información sobre esta zona de Francia:
- www.pyrenees-bearnaises.com/es
- http://www.pirineosatlanticos.com/bearn-pirineos/
- http://www.tourisme-aspe.com/inicio.html