Segovia | La Perla de Castilla y León

No sé si te lo habrán dicho alguna vez, pero Segovia es una de las ciudades con más encanto de España. Puedes visitarla una, dos, tres, tanta veces como quieras; siempre tendrá algo que ofrecerte. Pero si es la primera vez que visitas la ciudad – y tienes un par de días para hacerlo – aquí te dejo qué puedes ver y hacer en esta ciudad castellana.

Cuando piensas todo lo que tiene Segovia, y lo piensas seriamente, acabas abrumada: el acueducto – cuanta historia ha pasado por allí –, el Alcázar – para nosotros uno de los castillos más impresionantes de España -, su catedral – la última gótica en España – , una gastronomía exquisita y mucho más patrimonio que debes conocer.

Ésta fue nuestra segunda vez en Segovia, y si la primera ya nos sorprendió ahora nos dejó estupefactos. Dicen que las segundas partes no son buenas. Pues mira… aquí la sabiduría popular falla.

A Segovia llegamos desde Ayllón, con muchas ganas de revisitar esta ciudad a la que fuimos en el año 2013 – creo, ya no lo sé. Nuestro paso, primero, por Atienza, nos permite desplazarnos hasta Segovia, aunque los lugares estén un poco lejanos el uno al otro una cuestión de precios de alojamiento hace que nos decantemos por la Ciudad del Acueducto.

Así, y casi a la hora de comer, nos plantamos en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad – y bien merecido. Tras alojarnos y pasar patidifusos por debajo del Acueducto – otra vez nos volvemos a ver, precioso – buscamos un lugar para comer. Nuestro plan en Segovia no va a ser visitar todos los monumentos de la ciudad, como os he dicho ya lo hemos hecho antes. Desde ella queremos ir a un par de lugares, El Escorial y La Granja, pero no por ello dejaremos de visitar la ciudad. Y, ¿sabéis qué? Descubriremos muchas cosas que no sabíamos que existían. El no tener planeado visitar lo grande hará que nos centremos en cosas pequeñas que nos dejarán ojipláticos. Pero vamos al lío:

Qué ver en Segovia

El Acueducto

No hace falta que os hable de esta impresionante construcción romana que lleva milenios plantada en mitad de la ciudad de Segovia. Si se va a Segovia se va por el acueducto, seguro. Los orientales se han vuelto locos con esta construcción y la ciudad está llena de gentes que hacen muchísimas horas de avión para ver una de la maravillas que nuestra especie humana ha hecho a lo largo de su historia.

Recuerdo la primera vez que llegamos a Segovia. Era de noche y veníamos de Madrid. Cuando nos metimos en la ciudad apareció aquella construcción frente a nosotros, imponente, iluminada, dominando toda la plaza, toda esa parte de Segovia. No me lo podía creer, la emoción era máxima: por fina estaba frente a uno de esos lugares que tantas ganas había tenido de visitar toda mi vida.

El acueducto no es cosa menor, data del primer tercio del s. II y desde el año 1985 es Patrimonio de la Humanidad, aunque ya fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1884. El acueducto, lo que vemos hoy, es solo una pequeña parte de lo que fue antaño, ya que empezaba cerca del Palacio de la Granja hasta llegar a Segovia. De todo aquello son 728 metros lo que queda hoy y que, en algunos puntos, llega a alzarse hasta los 28 metros. Y ¡peim! Te quedas allí, pequeñita, boquiabierta, casi llorosa. Qué maravilla, acueducto de Segovia.

Su factura es tan buena que en el s. XX se siguió utilizando para el fin que había sido creado. De hecho, los Reyes Católicos hicieron alguna reconstrucción pero la edificación era tan sublime que respetaron al máximo la obra original.

El acueducto, como os digo, tiene su máxima expresión en la plaza pero yo os recomiendo que vayáis hasta el punto en que muere y veréis como cada vez se hace más pequeñito hasta desaparecer. También os recomiendo que subáis hasta la parte más alta, en el mirador, y desde allí sigáis la ruta del acueducto soterrado, esa parte del monumento que está bajo lo suelos de Segovia.

El Alcázar de los Reyes Cristianos

Un castillo que parece de cuento, de esos que dices no puede ser que esté en España. Si lo miras en fotos se asemeja más a un palacio fortificado francés – e incluso bávaro – que no a un recio castillo castellano que fue espacio favorito de reyes en la Edad Media.

El Alcázar, o sus antecedentes, llevan allí desde hace 2000 años, en contemporaneidad con el Acueducto, en aquella época en la que los romanos dominaban Hispania. Desde entonces pasó a ser alcázar árabe pero durante el reinado de Alfonso X el palacio se hundió cuando el rey se encontraba en su interior. Se restauró y fue Felipe II el que le dio el aspecto actual, tan diferente del resto de castillos españoles.

Por allí pasaron Isabel y Fernando, siendo testigo de la proclamación de Isabel como la Reina Católica. Después de ello sirvió como prisión de Estado y también como sede del Real Colegio de Artilleria, fundado por Carlos III. La mala fortuna apareció de nuevo cuando a mitad del s. XIX las techumbres fueron destruidas por un incendio, pero pudieron restaurarse gracias a los grabados realizados por José Maria Avrial y Flores en el año 1839.

En la actualidad el Alcázar de Segovia es uno de los monumentos más visitados de España, y no me extraña que así lo sea. Nosotros lo visitamos en nuestra primera vez en la ciudad y quedamos maravillados con la experiencia. Caminar por aquellos salones llenos de historia hace que tomes conciencia de lo insignificante que es tu vida en particular, pero qué grande se vuelve cuando la unes a la de los demás. Sin duda, si visitas Segovia no debes dejar pasar la oportunidad de meterte en este castillo y pasearte entre milenios de historia.

💰Precio entrada completa: 8,00€
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La Catedral

El último monumento que cierra el trío de los grandes de Segovia es su catedral. Cabe decir aquí que es la última catedral gótica que se construyó en España – y no sé si será de las últimas del mundo, porque en el resto de países lo que se llevaba ya era el estilo renacentista – y que su aspecto exterior es bastante curioso – o eso es lo que me parece a mí. Cuando te acercas a Segovia, lo que destaca sobre esa llanura castellana es una torre dorada que apunta hacia el cielo desafiante. Y no es para menos: casi llega a los 90 metros de altura.

La razón de que en una ciudad como Segovia, con tanta historia, su catedral sea de factura tan reciente es que la antigua sede, la de Santa María, fue destruida en el año 1521 durante las Guerras de las Comunidades.

De su interior cabe destacar las vidrieras, que son de las más importantes de España. Aunque la catedral está construida en estilo gótico – tardío –, en su interior lo que podemos ver son elementos construidos a partir del s. XVIII, pero también la rejería procedente de la antigua catedral desaparecida.

De entre sus elementos interesantes, y que a nosotros más nos gustaron cuando la visitamos – aquella primera vez hace ya unos cuantos años – podemos destacar el claustro, en estilo gótico flamíngero y que es el claustro de la antigua catedral de Santa María y que fue trasladado hasta ese lugar.

Otra de las cosas que debes hacer en la catedral es verla iluminada por la noche. Un verdadero espectáculo.

💰Precio entrada individual a la catedral: desde 3,00€
⌚️Consulta horarios y otras modalidades de entrada en este enlace

El Patrimonio Religioso

Cuando paseas por Segovia te das cuenta que tiene una cantidad ingente de iglesias románicas. En cada plaza – o en casi cada plaza, no voy a exagerar mucho – te topas con una iglesia construida antes de la época gótica, y muchas de ellas – para nuestra suerte – pueden visitarse. Debes saber que hay un pase que se denomina Segovia Sacra con el que puedes visitar 4 de las iglesias y también el Palacio Episcopal. Éste último, porque se nos echará el tiempo encima – en realidad haremos cola en el mercado para comprar – no llegaremos a vistirlo.

Además de las iglesias románicas, puedes comprar también la opción de visitar la Catedral, y combinarla además con la torre.

Segovia Sacra

4 iglesias + Palacio Episcopal = 5 €
4 iglesias + Palacio Episcopal + Catedral = 7,50 €
4 iglesias + Palacio Episcopal + Catedral + Torres = 11 €
Tienes más información en este enlace.

Si decidimos visitar estas iglesias no es por otra razón que la que ponen las casualidades frente a ti en la vida. Nuestra intención de ir a comer a la Granja de San Ildefonso mientras paseamos por sus jardines se convierte en humo en el momento en que la lluvia se hace omnipresente durante toda la mañana del jueves. En ese momento decidimos quedarnos en Segovia para, paraguas en mano, dar una vuelta por la ciudad.

Esto que haremos ahora no lo hubiéramos hecho si no fuese por esta razón, y si no fuese también porque al lado mismo de done nos alojamos se encuentra una iglesia que nos llama la atención por ser románica y al estar abierta decidimos asomarnos. Cuando nos metemos allí hay una chica en la entrada que nos dice que se deben pagar 4€ para visitarla, pero que por 5€ podemos visitar 4 iglesias y el Palacio Episcopal. Juanjo no sabe qué hacer, pero yo ya me he asomado un poco al interior de la iglesia y veo al fondo unas estupendas pinturas románicas. Sí, compro. Digo – más o menos. Nos hacemos con un par de pulseras y pasamos al templo. No hubiéramos podido escoger mejor.

Iglesia de los Santos Justo y Pastor

Nuestra cara al meternos dentro de esta iglesia es un verdadero poema. Jamás habíamos escuchado hablar de la existencia de este templo románico que resulta que tenía escondidas – literalmente – un conjunto de pinturas románicas que estuvieron tapadas por un retablo barroco hasta el año 1960.

Acompañados de nuestra audioguía – gratuita – comenzamos el recorrido por esta pequeña iglesia que, además de tener como tesoro el que os acabo de mencionar, tiene otro que no nos esperábamos: el Cristo de los Gascones. Se trata de un Cristo realizado en el s. XII, que tiene los brazos articulados y también una leyenda a sus espaldas, de esas leyendas que se repiten a lo largo y ancho de la geografía mundial y siempre en los lugares en los que ahora se levantan templos y se consideran sagrados. Siempre hay un pastor, un niño, algún acontecimiento que hace que si eso está allí era porque el destino así lo había decidido. El caso de este Cristo no es distinto, y según la tradición fueron unos pastores Gascones quienes, después de la reconquista, llegaron a Segovia con este Cristo que los llevó hasta la ciudad, allá por el año 1100. Sea cierto esto o no, el cristo este, del s. XI, impresionante.

Pero la verdadera joya de la corona de esta iglesia son las pinturas románicas que encontramos en el ábside de la misma. Un gran Pantocrátor con el Tetramorfos, escena típica del románico, domina toda esta parte del templo. Tambíén son intersantes las representaciones de elefantes, aves o arabescos, de clara inspiración oriental.

Esta iglesia nos deja estupefactos, y es que no esperábamos encontrarnos un lugar así. Creíamos que en nuestro anterior viaje a la ciudad habíamos disfrutado de todo lo que Segovia nos podía ofrecer, pero estábamos muy equivocados…

Iglesia de San Millán

Nuestra siguiente parada en el recorrido de iglesias por descubrir es San Millán, otra iglesia románica de la que no habíamos tenido noticia hasta ese momento y en la que no nos habíamos fijado por encontrarse un poquitín apartada del circuito turístico de la ciudad. Pero que no os asuste esto, quiero decir que se sale de las dos o tres calles que llevan del acueducto a la catedral y de la catedral al Alcázar. Que Segovia es una ciudad pequeña y muy recogida; caminar por ella no se hace cansado ni tampoco te va a llevar mucho tiempo.

Llegamos a San Millán mientras está lloviendo – ahora sí, ahora no, el día está bonito – y nos encontramos con la iglesia cerrada. Todavía no es la hora de apertura – faltan un par de minutos – y allí no hay nadie. Damos una vuelta por el exterior de la iglesia y nos hacemos unas cuantas fotos, pero sobre todo admiramos la belleza exterior de este pequeño gran templo románico que en su interior nos parecerá tanto o más interesante que lo que muestra en su cara más visible.

Al poco rato aparece una chica corriendo con su paraguas en mano y hace la intención de abrir la puerta del templo. Forcejea un poco – será la lluvia – y consigue abrir. Nosotros esperamos un par de minutos y nos metemos dentro. La iglesia está todavía a oscuras, el sistema informático no funciona – parece que la tormenta hace que la conexión a internet no arranque del todo – y no podemos pasar nuestra entrada, pero esto no es ningún problema, muy amablemente la trabajadora nos dice que cuando terminemos la visita ya registraremos nuestro paso por allí. Nos da el audioguía y comenzamos a descubrir San Millán.

A priori lo que más llama la atención de este templo es su amplitud. Después sabes que esto se debe a que su planta es una representación a menor escala de la Catedral de Jaca – Alfonso el Batallador hizo venir a los constructores de la catedral aragonesa para que reprodujesen el edifico. Cuando escuchas esto se dibuja una sonrisa en tu cara porque la de Jaca es una de esas catedrales que te gustan mucho, porque es una de las construcciones más características y antiguas del románico en España.

Lo que después te llama la atención son sus columnas de gran tamaño y los capiteles que las acompañas que parecen estar hechas para sustentar un templo de mayores dimensiones que éste. Y ya para colmo te encuentras con un trasepto de tipo califal que tiene un espacio cuadrado en el centro.

Esta iglesia, la de San Millán, es la mayor en tamaño de todas las románicas que hay en la ciudad, y tanto en su parte exterior como en su interior son preciosas. Además, tiene un campanario prerrománico del s. XI. ¿Quién da más?

Iglesia de San Martín

Entre la Catedral y el Acueducto, en la Calle Real – seguramente la más transitada de la ciudad – encontramos el templo medieval más emblemático de Segovia. Una iglesia románica monumental que en su parte exterior es de una belleza exquisita. Ésta iglesia sí la tenemos vista pero creíamos que no se podía visitar. Qué alegría la nuestra cuando sabemos que podemos meternos en su interior.

En su parte externa podemos disfrutar de la galería porticada que a mi juicio es lo que más destaca de todo el conjunto, aunque también su torre románico-mudéjar debe ser mencionada. Bueno, y también la portada de la fachada occidental, que es una de las puertas más grandes del románico español. No si.. ya hemos hecho bien en volver a Segovia.

En su interior el templo, a nuestro juicio, no es tan espectacular como en su exterior. En la parte interna de esta iglesia se advierten las diferentes fases constructivas por las que pasó esta iglesia, comenzando por la mozárabe. Aún y con esto, creo que visitar su interior merece mucho la pena. Pero seguro que con lo que más vais a disfrutar será con todo lo que hay en su exterior.

Iglesia San Miguel

La cuarta y última iglesia que visitaremos será la de San Miguel. La menos chula para nosotros, pero que tiene un peso histórico importante. Esta iglesia, en el pasado, fue prerrománcia, y fue junto a este templo onde fue proclamada reina de Castilla Isabel la Católica el 12 de diciembre de 1474 – en el exterior de la iglesia hay una placa que lo recuerda. Pero la gloria de la iglesia parece que no fue suficiente como para que en el año 1523 fuese demolida con motivo de la ampliación de la plaza y se construyese la que vemos hoy en día.

Será por esto por lo que nos llame poco la atención. De hecho sí, la ves porque pasas por la calle Infanta Isabel y porque está cerca de la Plaza Mayor, pero no te detendrías ante ella si no fuese porque tienes la pulsera de Segovia Sacra. Si el exterior de la iglesia pasa desapercibido, el interior tampoco nos dice mucho – o será que hemos visto las dos mejores iglesias de la ciudad al principio. De gran nave gótica, cabe destacar el retablo mayor, de finales del siglo XVI y también las dos capillas, la del Cristo de la Sangre y la de los Laguna. Esta iglesia será en la que menos tiempo estamos.

Iglesia de la Vera Cruz

Esta iglesia no forma parte de la ruta de Segovia Sacra. De hecho no pensábamos ni que pudiésemos visitarla. Al hacernos con la pulsera que nos permitía hacer la ruta que os acabo de describir pregunté a la trabajadora cuándo podía visitarse esta iglesia, la de la Vera Cruz, que dicen tiene orígenes templarios y que es de planta dodecagonal. Allí no supieron bien qué decirme, bueno, sí: que ella era de Segovia y que no tenía demasiado claro cuando abría la iglesia de la Vera Cruz.

Yo había leído, hace ya algunos años, que esta iglesia solo abría sus puertas en contadas ocasiones, en alguna celebración, y que era muy difícil de visitar. Aún y así no me resigno a acercarme hasta este sitio y la mañana del viernes decido que debemos acercarnos hasta la iglesia. Si no está abierta la veremos en su parte exterior y, además, disfrutaremos de unas vistas brutales de la ciudad – o eso dicen quienes allí han estado.

Para llegar a esta iglesia debes salirte de Segovia y acercarte hasta la ladera que asciende hasta Zamarramala, la localidad que pertenece a Segovia y que se ve desde el Alcázar, así como también puedes observar la iglesia que en estos momentos nos atañe.

Vamos, por lo tanto, con el coche hasta esta iglesia. Al acercarnos – y tras perdernos unas cuantas veces siguiendo el GPS – acabamos llegando. Cuando ya casi estamos encima de la iglesia pego un grito y asusto a JJ. Què passa? Me dice él, asustado. Que està oberta! Le digo yo. No me lo puedo creer, ¿vamos a poder visitar la Iglesia de la Vera Cruz?

Salto del coche – literalmente – y voy corriendo hasta a puerta – ya me dirás tú para qué, no creo que se la vayan a llevar. Me planto emocionada delante del templo, respiro hondo y le digo a JJ que sí, que la podremos visitar.

Si tengo tantas ganas de visitar esta iglesia es por todo el misterio que la envuelve. Algunos dicen que es de origen templario, aunque los estudios más recientes dirigen sus hipótesis hacia la idea que se trata de una iglesia mandada a construir por la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. Pero no es solo esto lo que llama la atención de esta iglesia, sino que es uno de los templos mejor conservados con un pequeño templete central – llamado edículo – circundado por la nave de planta dodecagonal. Toda una rareza, vamos.

Tras pagar la entrada (2€ por persona) entramos y nos quedamos flipando. JJ no tenía ni idea de la existencia de esa iglesia – cosa que no comprendo – y yo me quedo petrificada. ¿Qué narices es aquello? Un montón de banderas cuelgan de las paredes del templo, en el dentro ese edículo tan extraño – no había visto jamás ninguno –, frente a nosotros una lápida con inscripciones en un idioma que no se leer… Manda narices ¡esto es mejor de lo que pensaba!

Dese aquél 13 de septiembre de 1208 en el que nació este templo ha llovido ya mucho, y a aquel templo original se le añadieron elementos propios de otros siglos, pero para nada le restan espectacularidad. Es un templo de estilo románico en transición al gótico, que tiene como antecedente los baptisterios romanos de los primeros años del cristianismo, y que fue muy utilizado por las Órdenes Cruzadas. Dicen que la Mezquita de la Roca y la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén fueron la inspiración de este templo y algunos otros, como los de París y Tomar en manos de los templarios o el de Torres del Río en manos de la Orden del Santo Sepulcro.

Leer u oír sobre estas historias hace que nos remitamos a mitos y leyendas fantasiosas de Santos Griales, descendientes de Cristo y otras cuestiones que poco tiene que ver con la realidad pero que tanto nos gustan y nos dan para mucha literatura. Y lo cierto es que cuando accedes a esta iglesia ese halo de misterio – infundado supongo – se desprende de sus paredes que pasan a ser circulares en vez de poligonales como en su exterior. Y ayuda también a ello las Banderas de la Orden de Malta que cuelgan de los muros de la nave y que pertenecen a las lenguas en las que ésta se divide:

  • Orden y religión de San Juan de Malta
  • Lengua del Delfinado y de Auvernia
  • Lengua de Italia
  • Lengua de Castila y León
  • Lengua de Alemania
  • Lengua de Aragón y Navarra
  • Lengua de Francia
  • Lengua de Provenza
  • Escudo de la Soberana Orden Militar de Malta

Pero el edículo que se encuentra en el centro de la iglesia es también uno de los culpables de darle ese halo de misterio al lugar, y es que si nos metemos en su parte inferior, a la que se accede a partir de cuatro arcos apuntados, nos daremos cuenta – bueno, brújula en mano – de que éstos están orientados con los puntos cardinales. Si subimos a la parte superior encontraremos sobre nuestras cabezas una cúpula califal y en el centro un altar con decoración mudéjar. Sabremos, además, que allí se sigue reuniendo, a día de hoy, la Orden del Santo Sepulcro – con sus capas y su todo. Y entonces es cuando nos quedaremos allí parados y diremos: *+%&*$

Pero también nos daremos cuenta que en la Capilla de Lignum Crucis, en los bajos de la torre, se veneró una reliquia de la Cruz, que se encuentra a día de hoy en la iglesia de Zamarramala ya que hubo varios intentos de robo. Con esto tenemos todos los elementos necesarios para hacer de este lugar un espacio de lo más misterioso y cautivador, y que es uno de esos lugares que por nada del mundo debes perderte en la ciudad de Segovia.

En su parte exterior podemos ver la belleza de lo austero, de paredes poco decoradas y casi sin ventanas, una torre cuadrada muy limpia y, sí, lo que ahora os voy a decir: una de las mejores vistas de la ciudad de Segovia.

💰Precio de entrada: 2 € (1,25 para grupos de más de 20 personas)
⌚️Horario apertura:
de miércoles a domingo: mañana de 10:30h a 13:00h | tarde de 16:00h a 19:00h
Cerrados lunes y martes por la mañana

El Mercado de los Jueves

En la Plaza Mayor, y los jueves por la mañana, se monta un mercadillo en el que puedes comprar productos típicos y que es el que nos va a hacer que no podamos visitar el Palacio Episcopal, porque estaremos un montón de tiempo haciendo cola para comprar unas aceitunas, y unas papas, y unas empanadas, y pimentón… Y después nos haremos con pastas típicas en la caseta de al lado. Y no nos gastamos todo el jornal comprando cosas en el mercado porque lo cierran ya. Menos mal…

Sus barrios

La Judería

Segovia es más que lo típico, y eso lo descubriremos esta vez – como tantas y tantas cosas. Desde la Judería, que encontramos en la parte de detrás de la catedral, entre las calles Judería Vieja, Calle de Santa Ana o Corralillo de los Huesos, o a la cercana Puerta de San Andrés, conocida también como puerta de la Judería o Puerta del Socorro, tras ella se encuentra una de tantas plazuelas coquetas de la ciudad y que nos llevará por la parte trasera de la catedral, entre casas de color tostado y arquitectura de entramados. Pasearnos por esta parte de la ciudad hace que nos transportemos a otras épocas que, como siempre, van hasta el medievo. No recordaba Segovia así, no creo que una ciudad tan pequeña pueda sorprenderme tanto en una segunda visita.

Barrio de San Lorenzo

También el barrio de San Lorenzo, con la iglesia que le da nombre, románica ella hará que flipe fuerte con Segovia, y es que creo que allí está una de las plazas más encantadoras de la ciudad. Llegamos a él por casualidad, perdiéndonos para ir hasta la Vera Cruz – la iglesia, ¿eh? – y nos quedamos muertos. Para mí ese lugar es más una plaza de un pueblo que no la de una capital de provincia.

Parece ser, además, que este barrio es el más animado de Segovia con múltiples citas culturales a lo largo del año. No quiero imaginarme cómo serán las fiestas al lado de esa iglesia románica de atrio tan característico, entre las casas que parecen de aldea de cuento – y es que parece que el barrio no ha perdido su orgullo y esencia aldeanas.

Sin duda, éste es uno de los lugares que nos quedará por explorar en este viaje a Segovia. En futuras escapadas – que las habrá, de eso no os quepa duda – volveremos a San Lorenzo en todo su esplendor.

Subir hasta el Postigo del Consuelo

Es la segunda vez que subimos aquí. En nuestra primera expedición a Segovia ya nos tragamos la súper escalinata que lleva hasta este espacio que fue paso principal entre el recinto amurallado y la Plaza del Azoguejo, que era el centro comercial de la ciudad y los barrios extramuros. Este punto fue demolido en el s. XIX y reconstruido en el XX, y hoy en día es uno de los mejores lugares para observar el acueducto en todo su esplendor. ¿Quieres un consejo? Ve cuando el sol este bajo y verás qué imagen a tus pies:

Gastronomía en Segovia

Sabrás, de sobras, que si vas a Segovia algo que harás es comer, y comer muy bien. En nuestro primer viaje solo probamos las tapas, era cuando descubríamos que más allá del Levante las consumiciones vienen con tapa – y qué tapa. Esa vez nos quedamos sin cochinillo, así que en este segundo viaje no queremos perdernos el manjar segoviano. Para que esto pueda ser, tenemos que encontrar un lugar donde poder comer bien y económico y acabaremos encontrando un sitio entre toda la oferta de la ciudad que nos va a convencer.

Comer

Nosotros escogeremos el restaurante Acueduto 25, en la Av. Acueducto 25 (fácil de recordar). Si tomamos la decisión de comer aquí es porque el precio nos parece razonable, porque las opiniones en internet son buenas y porque si no nos lanzamos se nos pasará la hora de comer.

Hay distintos tipos de menú, y nosotros nos decantaremos por el de 20€ que incluye judiones de la granja y cochinillo asado con patatas panadera. Además, la bebida y el postre entran también con el menú, de modo que no nos parece nada mal. El resultado final: quedaremos muy satisfechos y la comida está bastante buena. Misión cumplida: hemos comido cochinillo en Segovia.

Tapear

Esta segunda vez en Segovia no queremos perder la oportunidad de tapear, y es que es algo que nos encanta. Recuerdo, de nuestro primer viaje, que en la Calle de la Infanta Isabel – una de las que sale de la Plaza Mayor – había algún que otro bar. De este modo, nos dirigimos de nuevo allí y regresaremos a ese sitio, y también a otro que nos acabará gustando más.

El Sitio

Uno de los lugares con más solera de Segovia para tomar unas cañas y tapear. Allí la caña son 1,50€ y con ella te sacan una tapa generosa que compartes entre dos. Nosotros probaremos las patatas revolconas o unas langonizas con patatas. Como viajamos entre semana tenemos suerte de encontrar poca gente pero en fin de semana aquel lugar suele estar a reventar.

Santa Isabel

En la misma calle, y casi enfrente del anterior, encontramos otro bar al que entramos por cambiar un poco. La elección no puede ser mejor ya que allí las cañas tienen el mismo precio pero las raciones son mayores y te dan una con cada consumición, no a compartir. En este caso probaremos la tortilla de patatas, las patatas bravas, la butifarra, el frito y los torreznos – creo que no me dejo nada. Este local, un jueves, está bastante lleno – igual es que hay fútbol.

Alojarte en Segovia

Si escogemos esta ciudad para nuestro viaje es porque encontramos alojamiento muy económico. La otra vez que estuvimos ya nos pareció muy económica, esta vez nos alojamos en un hostal cerca del acueducto que nos salió por 63€ dos noches dos personas. El alojamiento es bastante correcto, aunque tiene los techos abovedados, también en el baño, y se hace un poco complicado asearte en él. Aún y con esto, por el precio y la situación, creo que es una opción más que recomendable.

🏨
Puedes encontrar nuestro alojamiento en Segovia haciendo click aquí.

Más Información

Son muchas las otras cosas que se pueden hacer en Segovia. Como os he dicho, me queda para, al menos, una visita más a la ciudad. Su patrimonio es mucho más del que pensamos, y la ciudad no es tan conocida como debería para todo aquello que ofrece. Si queréis viajar una ciudad interesantísima, económica tanto en lo gastronómico como en el tema visitas y también en el alojamiento no dudéis de poner a Segovia en vuestros planes.

Si necesitáis más información al respecto, podéis dirigiros a la web de turismo de la ciudad.

Mucho románico, gótico, el acueducto romano, una fantástica cultura del tapeo… Todo esto y mucho más es lo que podrás hacer y ver en Segovia, así que no te la pierdas e inclúyela en tu próxima escapada.

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¡Gracias!

Una filósofa y un politólogo que amana viajar y lo hacen a pesar de los pocos recursos que tienen. Viajar es más que un capricho, viajar es una necesidad y aquellos que somos pobres en un primer mundo de opulencias tenemos derecho también a realizar nuestros sueños viajeros. Porque los pobres también viajamos.
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2 pensamientos en “Segovia | La Perla de Castilla y León

  1. En anteriores siglos, si querías viajar, aunque fuera con la imaginación, te enganchabas a los libros de viajes o novelas de aventuras. Vuestro blog cumple ampliamente este cometido. Gracias por ello

    1. Quien escribe hace siempre un acto altruista porque da a los demás algo que forma parte de su ser más interno. En el caso de los viajes eso se multiplica, porque no hay forma mejor de soportar la vida que moviéndose de un lugar a otro.

      Quien lee está reconociendo el acto del otro y pone en valor lo escrito. Así que gracias por leer.

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